En 2020, la digitalización industrial tuvo su prueba más dura hasta el momento. Enfrentadas a la mayor crisis sanitaria y económica de la historia reciente, las empresas de todos los sectores se vieron forzadas a adoptar medidas extraordinarias para proteger a su personal y continuar operando. Mientras que algunas lucharon por sostener sus operaciones pese a la escasez de trabajadores o materias primas, otras debieron responder a picos repentinos de demanda. ¿Lograron las tecnologías de la actual Cuarta Revolución Industrial (también conocida como Industria 4.0) ayudar a estas compañías en sus esfuerzos?
El análisis de una nueva encuesta de McKinsey revela tres consecuencias principales: una victoria para las empresas que ya habían escalado las tecnologías digitales, una comprobación de la realidad para quienes aún las estaban escalando, y un llamado de advertencia para las organizaciones que todavía no habían iniciado su recorrido hacia la Industria 4.0. Desde 2017 hemos estado midiendo los avances de la Industria 4.0 por medio de nuestra encuesta global de compañías manufactureras; la última de ellas, en la que participaron más de 400 organizaciones de todo el mundo, (Gráfico 1), ofrece una “instantánea” de las perspectivas de sus líderes transcurridos seis meses desde el inicio de la pandemia. En términos generales, el 94 por ciento de los participantes manifestaron que la Industria 4.0 los ayudó a mantener sus empresas en funcionamiento durante la crisis, en tanto que un 56 por ciento afirmó que estas tecnologías resultaron clave para su respuesta a la crisis.
Un triunfo para los primeros adoptantes
Las empresas que escalaron casos de uso de Industria 4.0 antes de la llegada del COVID-19 lograron posicionarse mejor para responder a la crisis (Gráfico 2). Una compañía de bienes de consumo (CPG) de Asia había construido un gemelo digital de su cadena de suministro con anterioridad a la pandemia. Eso le sirvió para ejecutar una serie de escenarios durante la crisis y prepararse mejor para cierres repentinos de sitios de producción o disrupciones en la provisión de materias primas. Del otro lado del planeta, un fabricante de equipos de protección personal (PPE) de América del Norte que deseaba expandir su capacidad instalando una nueva línea de producción pudo ponerla en marcha usando asistencia remota basada en realidad aumentada.
Estas historias de éxito y muchas otras más han aumentado el entusiasmo en torno al potencial de las tecnologías de Industria 4.0, poniendo fin a un amesetamiento de dos años. Cerca del 65 por ciento de los encuestados expresaron un mayor optimismo en torno a las tecnologías digitales que un año atrás.
Comprobación de la realidad
Si bien las tecnologías de la Industria 4.0 demostraron ser muy útiles para responder a la crisis entre quienes las adoptaron primero, la pandemia también forzó a las compañías a reevaluar los avances de sus propias transformaciones digitales. En comparación con el año anterior, nuestra investigación revela una fuerte caída en la auto-evaluación de los participantes acerca de la madurez de sus organizaciones. La proporción que afirma haber podido escalar exitosamente algunos o varios casos de uso de Industria 4.0 se redujo más del 40 por ciento, y llegó a niveles comparables a los de 2017 (Gráfico 3).
Esta variación en la madurez percibida tiene dos causas posibles. Primero, la vara para lo que constituye un “escalamiento exitoso” está más alta. Las tecnologías de la Industria 4.0 ya no se miden por su potencial para agregar valor durante tiempos normales, sino que deben demostrar su utilidad en épocas difíciles como la actual crisis del COVID-19. En segundo lugar, poner a prueba sus plataformas de Industria 4.0 durante la crisis puede haber mostrado a las compañías que necesitan llegar más lejos de lo que pensaban para alcanzar un nivel de escalamiento aceptable de sus implementaciones. En particular, muchas compañías están descubriendo que ya no es posible pasar por alto las limitaciones causadas por debilidades en la infraestructura de TI y TO. La urgencia por acelerar la implementación llevó a muchas organizaciones a intentar mejorar sus sistemas de TI y de TO existentes durante las fases iniciales de la Industria 4.0, pero este abordaje está llegando a su límite.
Un llamado de advertencia
Las compañías que no habían implementado las herramientas de la Industria 4.0 antes del COVID-19 han recibido un llamado de advertencia. Nuestra reciente encuesta muestra que no solo debieron enfrentar problemas durante el curso de la pandemia, sino que la falta de experiencia previa, una infraestructura tecnológica obsoleta y la escasez de efectivo provocada por la crisis les está haciendo más difícil converger con el resto (Gráfico 4). En síntesis, el 56 por ciento de los encuestados que no habían introducido tecnologías de Industria 4.0 antes de la pandemia de COVID-19 tuvieron dificultades adicionales para responder a la crisis debido a la falta de herramientas digitales de soporte.
Un duro camino por delante
La mayoría de las empresas parecen estar siguiendo adelante con sus planes de transformación a pesar de los desafíos que plantea el contexto actual, y la Industria 4.0 continúa siendo uno de los temas clave para muchas. Pero al mismo tiempo, los ejecutivos nos cuentan que avanzar les está resultando cada vez más difícil. Las organizaciones que pausaron sus proyectos sobre Industria 4.0 desde el comienzo de la pandemia hacen mención a una serie de desafíos, entre ellos dificultades de acceso provocadas por cierres forzosos y la introducción del trabajo remoto, escasez de recursos económicos y reasignación de equipos a otros temas más urgentes. Con excepción de China, donde más de un tercio de los encuestados sostienen que sus operaciones se recuperaron completamente del impacto de la pandemia, casi una tercera parte de los participantes creen que la recuperación llevará un año o quizás más (Gráfico 5).
En términos generales, desde nuestra encuesta anterior de 2019, hemos notado un giro en lo relativo a los desafíos percibidos para todas las iniciativas de la Industria 4.0. La falta de financiamiento es considerada la principal limitación, y ocupaba el tercer lugar en la edición anterior, mientras que las limitaciones de personal, competencias y conocimientos cayeron del primer al tercer puesto (Gráfico 6).
Nuevas prioridades
La crisis está forzando a las compañías a repensar la dirección de sus estrategias operativas y a ajustar tanto los problemas del negocio que desean abordar como las tecnologías de la Industria 4.0 a emplear para ello (ver recuadro “El surgimiento de tres arquetipos”). No sorprende entonces que, en vista de las particularidades de la pandemia, la agilidad y la flexibilidad en las operaciones hayan emergido como las principales prioridades estratégicas, por encima de otras como elevar la productividad o minimizar los costos, que solían ser el foco principal de la mayoría (Gráfico 7). Asimismo, las tecnologías que hacen posible el trabajo y la colaboración remotas estuvieron al tope de la lista de casos de uso prioritarios, con más de la mitad de los encuestados trabajando en proyectos en esa área (Gráfico 8). En segundo y tercer lugar aparecen las tecnologías que facilitan la colaboración y la visibilidad de principio a fin de la cadena de suministro, lo cual refleja un imperativo por gestionar redes de abastecimiento volátiles y severamente afectadas.
Además de un cambio en las prioridades de las empresas, estas conclusiones indican además una convergencia entre sectores. En nuestras encuestas previas, los principales drivers de digitalización solían variar según la industria, pero en esta edición la flexibilidad y la eficiencia en fabricación resultaron prioridades comunes en todos los sectores y geografías.
Y pese a que sus objetivos pueden estar alineados, persisten fuertes diferencias sectoriales en términos de madurez. Al igual que en encuestas anteriores, los ejecutivos del sector automotor reportaron los mayores avances en la aplicación a escala de tecnologías de Industria 4.0, mientras que las compañías de energía y materiales aparecen como las más rezagadas. Las empresas del sector de transporte y logística fueron el único grupo que manifestó haber logrado avances significativos durante el último año, con un 17 por ciento de los entrevistados que escalaron con éxito múltiples tecnologías de Industria 4.0, frente a solo el ocho por ciento del mismo grupo el año anterior.
Estas conclusiones refuerzan el argumento de que las organizaciones deben mirar más allá de sus propias industrias en busca de ejemplos de mejores prácticas digitales. Debido a la alta superposición de objetivos de negocios, un jugador CPG que pretenda mejorar la flexibilidad de las operaciones de producción podría inspirarse en las iniciativas adoptadas por los fabricantes de automóviles, entre otros ejemplos.
Una nueva normalidad para la Industria 4.0
Para la industria, la crisis del coronavirus está cambiando las reglas del juego digital. La pandemia reforzó el valor de la Industria 4.0, pero al mismo tiempo expuso las limitaciones de los programas actuales y subió la vara para medir el éxito.
Además, la transición hacia una nueva normalidad post-COVID-19 ha alterado el contexto de muchos proyectos digitales. Meses y meses de costos imprevistos y mermas en las ventas han dejado a muchas empresas sin dinero suficiente para financiar inversiones en tecnología. Y la crisis ha elevado la presión sobre el talento. Antes de la pandemia, el 43 por ciento de los ejecutivos ya reportaban faltantes de competencias en sus organizaciones; ahora deben sumarle los nuevos límites a la movilidad de los trabajadores y al acceso a los lugares de trabajo.
La crisis también está alterando el contexto estratégico y afectando a diversos sectores de maneras muy diferentes. Algunas industrias, como la aeroespacial, se enfrentan a la perspectiva de un período prolongado de baja actividad. Los jugadores de energía y materiales también han visto caer la demanda y los precios de sus productos, factores que se suman a fuertes presiones de costos. Otras industrias, como CPG y productos médicos, luchan por satisfacer una demanda creciente y volátil, con récords de ventas en algunas categorías y otras muy por debajo de sus promedios históricos. Asimismo, en muchos sectores con cadenas de suministro extensas, la continuidad de la volatilidad y la disrupción está obligando a las compañías a considerar la resiliencia y la flexibilidad casi al mismo nivel que los costos y la eficiencia.
El camino por delante
En vista del contexto, una estrategia focalizada en transformaciones basadas en la Industria 4.0 parece ser la opción más realista para la mayoría de las empresas. En los próximos meses, serán pocas las organizaciones que dispongan del tiempo o de los recursos para sostener un abordaje disperso para la experimentación digital. Para la mayoría, será más efectivo elaborar una hoja de ruta estratégica de sus ambiciones relacionadas con la Industria 4.0, seleccionando un puñado de casos de uso digitales vinculados a uno o dos objetivos estratégicos clave y persiguiendo un proceso rápido y ágil para refinar, desplegar y escalar agresivamente las nuevas tecnologías.
Las organizaciones tendrán que ser a la vez ambiciosas y pragmáticas. La pandemia ha reforzado el mensaje de que las soluciones digitales tienen más impacto cuando se extienden más allá de las fronteras de una organización y abarcan una mayor porción de su cadena de suministro de principio a fin. Al mismo tiempo, mientras permanezcan en vigor cierres y restricciones de movimiento en muchas regiones, las empresas estarán mejor posicionadas para avanzar a paso más rápido aplicando metodologías susceptibles de implementación remota. Las tecnologías de análisis de datos, por ejemplo, resultan más fáciles de escalar en varias localizaciones.
En lo que respecta al backbone tecnológico subyacente que da soporte a los casos de uso de la Industria 4.0, las compañías tendrán que considerar cuidadosamente las concesiones mutuas que realicen entre velocidad y escalabilidad. Las soluciones rápidas y temporarias pueden acelerar la implementación de las soluciones digitales, pero los proyectos que comienzan de esta manera suelen requerir un extenso y costoso trabajo de reingeniería para funcionar a escala más adelante. Este tipo de problemas puede minimizarse si se toman decisiones inteligentes sobre tecnología al inicio del ciclo de vida de los proyectos. El uso de soluciones basadas en la nube o plataformas de Internet de las Cosas (IoT) estandarizadas contribuye a acelerar el despliegue inicial de las nuevas soluciones y al mismo tiempo da soporte a su aplicación a gran escala.
Sin embargo, no existen soluciones rápidas para los desafíos organizacionales y de talento. Las compañías deberán contar con los recursos humanos y los procesos adecuados para sustentar sus ambiciones. El contexto económico posterior a la pandemia de COVID-19 podría volver más fácil la contratación de personal con las capacidades críticas que las organizaciones necesitarán en los próximos años en áreas como ciencia de datos o ingeniería de IoT. Las empresas con requerimientos de talento significativos a largo plazo también pueden intensificar sus iniciativas de capacitación internas, en especial para roles que requieran una combinación de expertise en dominios específicos y habilidades digitales (por ejemplo, traductores analíticos o dueños de producto). La urgencia por desarrollar y desplegar rápidamente las nuevas soluciones, en tanto, exigirá que las compañías aceleren la adopción de métodos ágiles de trabajo, usando equipos pequeños y multi-funcionales y procesos rápidos e iterativos.
Mientras encaran una dura transición hacia la nueva normalidad post-COVID-19, muchas empresas en todo el mundo podrían verse tentadas a desacelerar o incluso frenar por completo sus transformaciones digitales. En casi todos los casos, eso sería un error. Los líderes de la Industria 4.0 ya están cosechando los beneficios de sus inversiones previas a la pandemia, y alimentando la posibilidad de una brecha más amplia entre ganadores y perdedores. Creemos que la mejor opción para la mayoría de las empresas será enfocar sus iniciativas digitales en las oportunidades de mayor relevancia estratégica y apuntar a ganar escala a un ritmo acelerado.