Comprar verde no es fácil: Los secretos del abastecimiento sostenible

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Las compañías están intensificando sus compromisos climáticos, y con ello su ambición de adquirir materiales – como acero verde o aluminio y plásticos reciclados – con menor intensidad de emisiones que sus equivalentes convencionales. La capacidad de producción de muchos de estos materiales, sin embargo, parece estar destinada a ser escasa para la demanda futura. Nuestro análisis indica que para 2030, la demanda de acero verde en Europa podría duplicar la oferta disponible. Las proyecciones apuntan a faltantes globales de aluminio y plástico reciclado.

Estos desequilibrios del mercado complicarán a los productores de bienes industriales y para consumo que se han comprometido a reducir las emisiones en sus cadenas de suministro (CS). Las compañías que no logren asegurarse un abastecimiento suficiente de materiales verdes podrían verse obligadas a pagar fuertes primas de precio, o de lo contrario no podrán cumplir sus promesas, con el potencial riesgo que ello implica para las relaciones con sus clientes, inversores y otros actores. De hecho, el aumento de la demanda ya ha empujado los precios de ciertos tipos de plástico reciclado muy por encima del costo de las resinas vírgenes.

Anticipándose a estos riesgos, algunos jugadores previsores de una variedad de sectores ya están trabajando para construir las capacidades y las estrategias necesarias para prevenir disrupciones en el corto y mediano plazo. En este artículo identificamos posibles faltantes futuros y describimos prácticas que pueden ayudar a las empresas a evitarlos. Tres acciones de corto plazo pueden resultar muy valiosas como preparación para la crisis de la oferta de materiales verdes: elaborar una base de referencia sobre emisiones y precios de insumos, definir una estrategia que reduzca las emisiones progresivamente, e implementar planes de abastecimiento a gran velocidad.

Se avecina una escasez de recursos bajos en emisiones

Los ejecutivos más inteligentes saben que inversores, reguladores y otros actores del mercado esperan que avancen con la descarbonización. También observan que la creciente demanda de los consumidores de productos con bajas emisiones podría permitirles ampliar sus márgenes y capturar una mayor cuota de mercado. Alcanzar el nivel de descarbonización requerido implica no solo recortar las emisiones de gases de efecto invernadero (GHG) de sus propias operaciones, conocidas como de alcance 1 y 2, sino también las de sus cadenas de valor (alcance 3). De las más de 2.100 empresas que se han sumado a la iniciativa de Objetivos Basados en Ciencia (SBTi, por su sigla en inglés), casi la mitad ha efectuado compromisos para reducir las emisiones de alcance 3 “en los casos relevantes”1 alineados con una meta de 1.5°C de aumento de la temperatura global.

Las emisiones de alcance 3 constituyen del 80 al 90 por ciento del total asociado a numerosos productos finales, y una gran porción de esas emisiones tienen lugar en etapas previas de la cadena de abastecimiento como consecuencia del uso de energía y de los procesos industriales. En respuesta, las compañías están demandando mayores cantidades de insumos bajos en carbono, desde materias primas hasta componentes sofisticados. Un análisis reciente de pedidos de cotizaciones efectuados por fabricantes de automóviles revela que cada vez son más los que incorporan a sus especificaciones el uso de energía renovable, cierto contenido de materiales reciclados e incluso compromisos de tipo SBTi. Sin embargo, la producción de materiales verdes no está alineada con el crecimiento de la demanda, y esa brecha podría aumentar a medida que más compañías salgan en busca de los recursos que necesitan para satisfacer sus objetivos climáticos.

Nuestro análisis indica que la demanda de acero verde en Europa debería llegar a 45-50 millones de toneladas métricas anuales hacia 2030, si creciera al ritmo necesario para cumplir la meta de la UE de una reducción de las emisiones del 50 por ciento. Los productores de acero han afirmado que tendrán en funcionamiento más de una docena de plantas de acero verde en Europa para finales de esta década, suficientes para abastecer un tercio de la capacidad de producción de acero plano del continente. Aún si eso se concretara, podría haber un faltante de más de diez millones de toneladas en 2030.

El acero es solo uno de los recursos con bajas emisiones en camino a un nivel de oferta insuficiente en Europa. Un análisis más minucioso identifica grandes brechas entre la producción y la demanda de aluminio y plásticos reciclados, en parte debido a que habrá muy pocos desechos de aluminio y plástico disponibles para cubrir la demanda de materiales reciclados (Gráfico 1).

Gráfico 1

El desfase de la oferta debería aliviarse a medida que más capacidad de producción esté disponible, si bien aún no está claro cuánto tiempo podría llevar. Hasta entonces, las compañías que no hubieran garantizado su abastecimiento de insumos con bajas emisiones podrían tener que hacer frente a aumentos de precio. Su dilema será pagar las primas de precio correspondientes – a fines de honrar los compromisos sobre el clima y satisfacer la demanda de los consumidores – o incumplir sus promesas.

Es momento de optimizar el abastecimiento con miras a la sostenibilidad

Para las empresas, este impulso por incorporar metas de alcance 3 comenzó a acelerarse a mediados de 2020. Algunas firmas líderes, incluidas automotrices y productoras de bienes de consumo, tomaron medidas para garantizar el abastecimiento de recursos “verdes”. Cuanto más tiempo espere el resto para diseñar sus propias estrategias de adquisición de recursos, más probable es que acaben sufriendo desventajas.

Aún estamos en los primeros días de la carrera por obtener recursos bajos en emisiones, y es demasiado pronto para que los abordajes de quienes ya dieron los primeros pasos puedan replicarse con garantías de éxito en el largo plazo. No obstante ello, sus acciones sugieren que será necesaria una alta dosis de ingenio, junto con una intensa colaboración en las cadenas de valor, para superar las restricciones de la oferta y negociar costos relativamente bajos. Nuestra experiencia con estas compañías ha puesto de manifiesto qué es lo que están haciendo para manejar esta inminente contracción de la oferta de materiales verdes. Sus iniciativas habitualmente se concentran en tres áreas:

Desarrollar un buen conocimiento del mercado para responder a la incertidumbre. Dado que oferta, demanda y precios variarán a la par de los cambios en el mercado, las compañías líderes han creado mecanismos para modelar estos factores en el tiempo. Sus herramientas de modelado suelen incluir curvas de costo de abastecimiento, escenarios de oferta y demanda y también de precios, además de proyecciones de desarrollo de capacidad en proveedores, posiciones de costo e intensidad de emisiones. También necesitan ser actualizadas con frecuencia para mantenerse en línea con un mercado dinámico. La mayoría de las empresas desearán actualizar sus modelos al menos una o dos veces al año.

Adoptar un abordaje estratégico y de largo plazo para las decisiones de abastecimiento. Las perspectivas inciertas sobre precios, oferta, regulación y tecnología, entre otras consideraciones, han impulsado a las compañías líderes a diseñar estrategias de largo plazo para reducir las emisiones de GHG en sus cadenas de suministro. Estas estrategias generalmente integran tres componentes:

  • Descarbonizar el uso de la energía ayudando a los proveedores a migrar a fuentes renovables de electricidad y combustible (o cambiando a proveedores que las usen) y a mejorar su eficiencia energética. Las compañías pueden comenzar a implementar esta práctica de inmediato para capturar beneficios en el corto plazo. En algunas regiones, las empresas experimentan una urgencia mayor debido al aumento de la demanda y de los precios de la energía renovable. Durante 2021, Europa fue testigo de un aumento significativo del número de acuerdos entre empresas para adquirir energía de fuentes renovables, a la par de mayores precios de la energía eólica y solar.
  • Ajustar el mix de materiales, lo que puede involucrar no solo utilizar materiales con menos emisiones sino además rediseñar productos para emplear materiales distintos o en menor cantidad que los actuales. Desarrollar los llamados productos circulares – diseñados para que sus materiales y componentes puedan ser recuperados fácilmente para ser reciclados y reutilizados – es una de las maneras de mitigar la demanda. Las compañías también pueden modificar algunos productos e incorporar materiales y componentes con menos emisiones, aunque en algunos casos podrían requerir un tiempo relativamente largo (hasta dos años en algunos casos) para reformar el diseño de los productos e incorporar nuevas herramientas de fabricación.
  • Asociarse con proveedores con el fin de expandir la capacidad de producción de materiales verdes o implementar procesos con bajas emisiones de gases. En dos ejemplos de este abordaje, que exploramos en detalle más adelante, algunas automotrices están ayudando a financiar plantas de acero libres de emisiones que las abastecerán de acero verde en el futuro. El tiempo y el esfuerzo involucrados en construir o rediseñar instalaciones de producción implica que las empresas que establezcan hoy colaboraciones para abastecimiento “verde” recién comenzarán a percibir sus beneficios en un plazo de tres a siete años.

Construir nuevas capacidades adicionales a la gestión de cadena de suministro. Como indican las prácticas precedentes, reducir las emisiones en la CS será un esfuerzo de varios años para la mayoría de las organizaciones, que además requerirá un conjunto de nuevas capacidades de gestión. Además, la mayoría de las compañías tendrán que invertir en capacidades analíticas y estratégicas para instituir estas prácticas. También pueden ser necesarias otras habilidades, como competencias de diseño para eliminar emisiones modificando los materiales de los productos, o de ingeniería para desarrollar modelos de “producto como servicio” (PaaS).

Transformar una empresa de esta manera tomará tiempo, y es por eso que nadie puede darse el lujo de demorar la acción. Los faltantes de materiales verdes ya son una realidad, y las compañías líderes ya se están preparando. A continuación describimos tres acciones que las organizaciones pueden implementar cuanto antes para comenzar esa preparación:

Paso 1: Elaborar una base de referencia sobre emisiones, oferta, demanda y precios para cada insumo

Para planificar la descarbonización de la CS, lo primero que se debe hacer es conocer las emisiones generadas durante la fabricación de todos los componentes y materiales adquiridos y la exposición de cada uno a riesgos de oferta, demanda y volatilidad de precios.

Las emisiones en la cadena de suministro y la exposición a riesgos pueden variar entre las distintas compañías, así como entre los bienes adquiridos por ellas. Una compañía automotriz típica, por ejemplo, necesita una gran variedad de materiales y piezas. De estos, un sub-conjunto es responsable por la gran mayoría de emisiones de la CS (Gráfico 2). Esta diversidad permite a los fabricantes enfocarse primero en las formas más económicas de reducir las emisiones en sus proveedores. Por ejemplo, si cambiar a ABS2 reciclado, un tipo de plástico, resulta ser una manera más económica de eliminar emisiones que usar cobre libre de carbono, lo lógico será enfocarse en los materiales verdes más convenientes, en especial en el corto plazo.

Gráfico 2

Por otro lado, muchos jugadores de la industria automotriz descubren que la mayoría de las emisiones en sus CS provienen de una única materia prima. Para algunos proveedores de componentes mecánicos, el acero representa más del 80 por ciento de las emisiones asociadas. En el caso de las piezas plásticas, más del 90 por ciento de las emisiones derivan de las compras de granulado. Para estas compañías, las opciones para descarbonizar sin exponerse a costos mucho más volátiles son escasas.

Paso 2: Diseñar una estrategia de abastecimiento para recortar las emisiones en diferentes horizontes temporales

Creemos que la migración hacia materiales libres de emisiones se desarrollará a lo largo de tres etapas: los próximos 12 meses, los dos o tres años que les sigan, y el período posterior hasta llegar a los 10 años desde hoy. En la primera etapa, las compañías pueden lograr reducciones de emisiones significativas, de hasta el 40 por ciento para muchos materiales, a través de medidas como el uso de materiales secundarios y de proveedores que utilicen fuentes de energía renovables.

Para los otros dos horizontes, la descarbonización dependerá del ritmo de avance de la comercialización de nuevos materiales verdes, las inversiones por parte de los proveedores, así como de innovaciones para los materiales más difíciles de mitigar. La producción de algunos insumos de bajo carbono, como baterías para vehículos eléctricos y plásticos reciclados químicamente, está siendo intensificada. Otros, como el aluminio de ánodos inertes, necesitarán más tiempo para llegar al mercado. Las empresas deben investigar a partir de cuándo podrán adquirir materiales verdes aún no disponibles en grandes cantidades y comenzar a planear desde ahora cómo asegurarse su parte.

Una compañía puede necesitar nuevos modelos de adquisición para algunos suministros, especialmente si carece de poder de compra suficiente para forzar a sus proveedores a descarbonizarse. Para estimular las inversiones en investigación y desarrollo o en capacidad de producción, los competidores en algunas industrias forman “clubes” de compradores con el fin de adquirir grandes cantidad de materiales bajos en carbono.

Paso 3: Implementar rápidamente planes de abastecimiento de materiales verdes

Las compras de materiales verdes ya están causando disrupción en las relaciones tradicionales comprador-proveedor, puesto que son los propios CEOs de las compañías más adelantadas quienes muchas veces negocian directamente nuevos contratos bajos en emisiones. Para seguirles el ritmo, el resto de las organizaciones tendrá que ajustar sus propias prácticas de compras a la brevedad. Los jugadores líderes usan sus objetivos estratégicos de descarbonización para definir metas que los equipos de compra puedan reflejar en los requerimientos y las especificaciones que envían a sus proveedores. Para reforzar este proceso, algunas compañías están implementando precios internos para el carbono.

También será necesario seguir los avances de sus iniciativas de descarbonización midiendo y monitoreando las emisiones en toda la CS. Pocos han dominado esta nueva habilidad. Y menos aún han logrado mapear las emisiones de sus cadenas usando datos primarios – en parte porque sus proveedores raramente capturan esta información. Los equipos de abastecimiento tendrán que ayudar a sus vendedores a instalar hardware y software para generar los datos necesarios.

Y pese a que una porción importante de las emisiones puede eliminarse con acciones relativamente rápidas, los altos ejecutivos deberán prepararse para invertir también en soluciones para el largo término. Algunas empresas están financiando la innovación y el aumento de capacidad para los materiales que utilizan. Mercedes-Benz y Scania, por ejemplo, han adquirido participaciones en H2 Green Steel, una start-up sueca que está construyendo una planta para producir acero verde y otra de hidrógeno verde que proveerá el combustible necesario para la primera. En el mismo sentido, BMW anunció una inversión en Boston Metal, una start-up estadounidense que produce acero verde.


Cuando las compañías fijan metas de reducción de emisiones de alcance 3, también se comprometen a descarbonizar sus cadenas de abastecimiento. Esta tarea trae consigo desafíos prácticos, pero quienes logren superarlos se posicionarán para ganar cuota de mercado y mejorar sus márgenes. Por medio de la implementación de acciones de mediano plazo consistentes en desarrollar conocimientos sobre emisiones y la dinámica del mercado, planear estrategias de abastecimiento y desarrollar nuevas competencias, las compañías pueden alcanzar reducciones inmediatas y sostener los avances hacia sus objetivos de largo plazo.

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