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Asegurar la competitividad de Europa: Cómo abordar su brecha tecnológica

| Informe

Nota: Hacemos nuestro mejor esfuerzo por preservar el espíritu original y los matices de nuestros artículos. Sin embargo, nos disculpamos de antemano por cualquier falla de traducción que pueda notar. Agradecemos sus comentarios en reader_input@mckinsey.com

Este informe se basa en un artículo del McKinsey Global Institute (MGI) de mayo de 2022: "Asegurar el futuro de Europa más allá de la energía: Cómo abordar su brecha corporativa y tecnológica".

La Europa de hoy se ha forjado en tiempos de crisis. La Unión Europea (UE) se creó como respuesta a los estragos de la Segunda Guerra Mundial. La caída del Muro de Berlín marcó el inicio de un período de recuperación económica de las economías de Europa Central y Oriental. La crisis financiera de 2008 y la crisis de la eurozona que le siguió llevaron a una mayor cooperación financiera entre los países europeos. Luego, la pandemia de la COVID-19 desencadenó un mayor nivel de coordinación fiscal a través del fondo NextGeneration de la UE.

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Más recientemente, la invasión rusa de Ucrania no solo ha provocado una catástrofe humanitaria, sino que ha expuesto una serie de fragilidades, desde la seguridad alimentaria y la energía hasta la defensa. La guerra ha acentuado la realidad de que la resiliencia depende de una economía fuerte con autonomía estratégica en estas áreas críticas que, durante mucho tiempo, se ha dado por sentado. 

La tecnología también es fundamental. A menos que Europa se ponga al día con otras regiones importantes en materia de tecnologías clave, será vulnerable en todos los sectores en cuanto a crecimiento y competitividad –lo que comprometerá el historial relativamente sólido de la región en materia de sostenibilidad e inclusión–, y en cuanto a seguridad y fortaleza estratégica, lo que dificultará la resiliencia a largo plazo. Dados los acontecimientos sísmicos ocurridos dentro de su propio continente, podría decirse que una Europa robusta es más necesaria que nunca. Sin embargo, para que eso sea una realidad, la región tendrá que enfrentar una crisis de competitividad en “cámara lenta” que se ha desarrollado silenciosamente durante dos décadas, centrada en su brecha corporativa y tecnológica con otras regiones importantes. Ése es el tema de este artículo. Para hacer frente a esta brecha será necesario que los líderes muestren la misma determinación y colaboración que mostraron inicialmente en su respuesta a la guerra de Ucrania.

Aunque Europa cuenta con muchas empresas de alto rendimiento, en conjunto las empresas europeas tienen un rendimiento inferior al de las de otras regiones importantes: crecen más lentamente, generan rendimientos más bajos e invirtien menos en I+D que sus contrapartes estadounidenses. Esto refleja, en gran medida, el hecho de que Europa perdió el tren de la última revolución tecnológica, quedando rezagada en cuanto a valor y crecimiento en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y en otras innovaciones disruptivas.

Las TIC y otros sectores tecnológicos han generado una gama de tecnologías transversales, que se están extendiendo horizontalmente por todos los sectores y determinan la dinámica competitiva. Esta investigación analiza diez tecnologías transversales y encuentra que Europa lidera solo en dos de ellas. Si Europa no logra competir en estas tecnologías, también podría perder sus baluartes en las industrias tradicionales. Por poner un ejemplo, Europa ha sido líder en el sector automotriz, pero podría quedarse rezagada en la conducción autónoma.

Las apuestas son altas. Estimamos que para 2040 podría estar en juego un valor añadido corporativo de €2 a €4 billones de euros al año, valor que podría generar salarios, empleos, inversión y crecimiento económico en beneficio de la sociedad. Para poner en perspectiva el valor estimado en juego, esto equivaldría a entre el 30 y el 70 por ciento del crecimiento del PIB previsto en Europa entre 2019 y 2040, o un punto porcentual de crecimiento al año; seis veces la cantidad bruta necesaria en Europa para lograr las emisiones cero neto para 2050; y alrededor del 90 por ciento de todo el gasto social europeo actual, o 500 euros de ingreso universal mensual para cada ciudadano europeo.1

Si no se aborda, esta crisis perjudicará a Europa en muchas dimensiones, como el crecimiento, la inclusión y la sostenibilidad, así como su autonomía estratégica y su voz en el mundo.2 Europa puede seguir aprovechando sus puntos fuertes. Su modelo socioeconómico ha funcionado bien hasta ahora. Pero si las empresas quieren jugar a la escala y la velocidad necesarias para competir en un mundo en el que la disrupción tecnológica se está extendiendo por todas partes, a menudo con una dinámica en la que el ganador se lleva la mayor parte, es posible que se necesite una reevaluación de las creencias y compensaciones arraigadas. Un paquete integrado de iniciativas podría crear un entorno que les permita hacerlo, ayudando en el proceso a garantizar que la alta calidad de vida actual de muchos ciudadanos europeos se mantenga a largo plazo.

Europa ha tenido un sólido historial en materia de sostenibilidad e inclusión, con un panorama mixto en cuanto al crecimiento.

Continuar mejorando la vida de todos los europeos a largo plazo requiere sostenibilidad, inclusión y crecimiento. Los tres se refuerzan mutuamente, pero también pueden socavarse; no es una cuestión de una u otra, sino de una y otra.3 ¿Dónde se ubica Europa? (Véase el recuadro “Europa: alcance geográfico de la investigación”.)

Europa es líder en materia de sostenibilidad e inclusión, al menos en la Europa septentrional y continental, según muestra nuestro análisis (Gráfica 1). Cuando Europa funciona, funciona bien. Sin embargo, el desempeño de la región en cuanto al crecimiento es menos sólido. Al igual que en Estados Unidos, el crecimiento del PIB per cápita fue lento durante las últimas dos décadas. El PIB per cápita de Europa hoy es un 30 por ciento inferior al de Estados Unidos. Esa brecha se había ido reduciendo, pero ya no lo está haciendo.

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Securing Europe’s competitiveness: Addressing its technology gap

En cuanto a la sostenibilidad, Europa tiene 2.4 veces menos emisiones de CO2 per cápita que Estados Unidos y 1.8 veces menos emisiones de CO2 por unidad de PIB.4 Tanto las emisiones per cápita como las emisiones por unidad de PIB han disminuido más rápido en Europa que en Estados Unidos desde 1990. Europa también se ha comprometido a lograr cero emisiones netas de carbono antes que otras regiones.5

En materia de inclusión, Europa lidera en la mayoría de las dimensiones, como la igualdad, el progreso social y la satisfacción con la vida. La desigualdad de ingresos, medida por el índice de Gini, es de solo 30.6 En Estados Unidos es de 41. En cuanto a la movilidad social, los diez primeros países del Índice de Movilidad Social publicado por el Foro Económico Mundial son europeos.7 En general, Europa tiene la esperanza de vida más alta del mundo: la media de la UE-27 es de 80 años (80.3 para la UE-30); es de 79 en Estados Unidos y de 77 en China.

En cuanto al crecimiento y la prosperidad, Europa siguió el lento crecimiento del PIB per cápita de otras economías avanzadas a una tasa anual compuesta del 1.2 por ciento, similar al 1.1 por ciento de Estados Unidos, entre 2000 y 2019. Sin embargo, Estados Unidos ha crecido en términos de PIB total a un 1.9 por ciento anual, en comparación con el 1.4 por ciento anual de Europa, lo que refleja un mayor crecimiento de la población. El PIB per cápita de Europa sigue siendo un 30 por ciento inferior al de Estados Unidos. El 40 por ciento de esta brecha se debe a opciones laborales conscientemente diferentes (por ejemplo, edades de jubilación más tempranas y más vacaciones y permisos parentales). Un 30 por ciento adicional se debe a la persistencia de grandes diferencias entre las distintas regiones de Europa. Aun así, a lo largo de la distribución de la renta, los ingresos son más altos en Estados Unidos para los primeros nueve deciles, mientras que solo el 10 por ciento de los europeos más pobres tiene ingresos más altos que los de Estados Unidos.8

La Europa corporativa se está quedando atrás a medida que la debilidad tecnológica permea los sectores.

La prolongada debilidad de la Europa corporativa en materia de tecnología es cada vez más evidente en las cifras actuales. Durante mucho tiempo se consideró que esta brecha es el resultado de la especialización y la ventaja competitiva en otros lugares –por ejemplo, que Europa es fuerte en otros sectores, como los productos químicos, los materiales y la moda–, lo que significa que la debilidad no es algo de lo que preocuparse. Sin embargo, esto ya no es cierto. La tecnología ahora está permeando todos los sectores a través de tecnologías transversales, como la inteligencia artificial (IA), la revolución biológica y la nube.

La tecnología ahora está permeando todos los sectores a través de tecnologías transversales, como la inteligencia artificial, la revolución biológica y la nube.

La clara y conocida debilidad de Europa en materia de tecnología es la fuente de un gran y creciente desafío de desempeño empresarial.

Los datos muestran que, en conjunto, el desempeño corporativo de Europa es decepcionante. Para comprender las diferencias en el desempeño corporativo, utilizamos la herramienta de análisis y desempeño corporativo (Corporate Performance and Analytics Tool, o CPAT) de McKinsey para examinar una muestra de más de 2,000 empresas estadounidenses y europeas con ingresos de más de $1,000 millones de dólares.

Entre 2014 y 2019, las grandes empresas europeas fueron un 20 por ciento menos rentables (medido por el rendimiento del capital invertido [Return on Invested Capital, o ROIC]), aumentaron sus ingresos un 40 por ciento más lentamente, invirtieron un 8 por ciento menos (gasto de capital en relación con el stock de capital invertido) y gastaron un 40 por ciento menos en I+D que otras empresas de la muestra.9

La mayoría de las diferencias se observan en las industrias creadoras de tecnología, específicamente en las TIC y los productos farmacéuticos.10 Juntos, estos sectores representan el 90 por ciento de la brecha de ROIC, el 80 por ciento de la brecha de inversión, el 60 por ciento de la brecha de crecimiento y el 75 por ciento de la brecha de I+D (Gráfica 2).

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Securing Europe’s competitiveness: Addressing its technology gap

A medida que la tecnología permea todos los sectores y aumentan las ventajas de escala corporativa y la dinámica de “el ganador se lleva la mayor parte”, el enfoque actual de Europa ya no es sostenible.

Las TIC solían constituir un sector; ahora están en todas partes. La base tecnológica construida en las TIC ha generado una serie de tecnologías transversales que se están extendiendo horizontalmente a través de la mayoría de los sectores verticales. La creación de valor se está trasladando a estas áreas horizontales, con una dinámica en la que “el ganador se lleva la mayor parte” y con efectos de red en la creación de tecnología y ventajas de escala en la adopción de tecnología. El Foro Económico Mundial estima que el 70 por ciento del nuevo valor creado en toda la economía en los próximos diez años será de origen digital, un impulso que se ha visto acelerado aún más por la pandemia de la COVID-19 (Gráfica 3).11

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Securing Europe’s competitiveness: Addressing its technology gap

La falta de escala de Europa en materia de tecnologías transversales pone en peligro su posición en casi todos los sectores, incluidos los baluartes actuales como el sector automotriz y los artículos de lujo.

El hecho de que Europa no siguiera el ritmo de Estados Unidos en la primera ola tecnológica centrada en Internet y el software significa que ahora Europa se encuentra en una posición debilitada en materia de tecnologías transversales en todos los sectores. Nuestro análisis examina diez de estas tecnologías transversales de las que depende el desempeño y la prosperidad de Europa en el futuro. Europa lidera en solo dos de las diez (Gráfica 4).

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Securing Europe’s competitiveness: Addressing its technology gap

Por poner solo algunos ejemplos, en computación cuántica, el 50 por ciento de las diez principales empresas tecnológicas que invierten en esta tecnología transversal se encuentran en Estados Unidos, el 40 por ciento en China y ninguna en la UE. En 5G, un elemento clave del futuro de la conectividad, China capta casi el 60 por ciento de la financiación externa, Estados Unidos representa el 27 por ciento y Europa el 11 por ciento. En IA, Estados Unidos capturó el 40 por ciento de la financiación externa en 2015-20. Europa capturó el 12 por ciento y Asia (incluida China) el 32 por ciento. En biotecnología, Europa tiene una sólida base científica y una gran reserva de talento, y durante la pandemia demostró que puede innovar. Sin embargo, la inversión en biotecnología varía entre las regiones. En 2018-20, Estados Unidos gastaron $260 mil millones de dólares, Europa $42 mil millones y China $19 mil millones.12

El hecho de que Europa no siguiera el ritmo de Estados Unidos en la primera ola tecnológica centrada en Internet y el software significa que Europa ahora se encuentra en una posición debilitada en materia de tecnologías transversales en todos los sectores.

En tecnologías limpias (cleantech), Europa es más ambiciosa que la mayoría de las demás regiones en cuanto a los objetivos de reducción de las emisiones de carbono para 2030, pero está perdiendo terreno en la próxima ola de tecnologías limpias. Los actores europeos tienen un 38 por ciento más patentes de tecnologías limpias que las empresas de Estados Unidos, y más del doble que China, y tienen más tecnologías maduras instaladas per cápita. Sin embargo, en general, las perspectivas de Europa de liderar en materia de tecnologías limpias se están desvaneciendo. China lidera la producción de tecnologías limpias en casi todas las áreas, a menudo con cuotas de mercado de más del 50 por ciento, y Estados Unidos lideran la mayoría de las tecnologías de vanguardia.

La falta de escala de Europa en materia de tecnologías transversales pone en peligro su posición en casi todos los sectores, incluidos sus baluartes actuales como el sector automotriz y los artículos de lujo. En el sector automotriz, los fabricantes estadounidenses representan cerca del 70 por ciento de todos los kilómetros realizados por vehículos totalmente autónomos de nivel 4.

El valor en juego es alto, no solo para el crecimiento, sino también para la sostenibilidad, la inclusión y la autonomía estratégica de Europa.

Lo que está en juego no es solo el rendimiento de las empresas europeas, su destreza tecnológica y su crecimiento y prosperidad económicos, sino también su progreso hasta ahora en materia de sostenibilidad e inclusión. Aunque se debate si es necesario un menor crecimiento para lograr la sostenibilidad y detener el cambio climático, el argumento opuesto es convincente: el crecimiento fortalece la confianza y crea un clima de inversión saludable para generar innovación relacionada con la sostenibilidad y nuevos flujos de ingresos que se necesitan para costear la transición energética. Además, el retraso en el crecimiento podría socavar la inclusión al limitar la reserva de fondos disponibles para gastar en programas sociales.

Si Europa no es capaz de mejorar las tecnologías transversales, las empresas europeas podrían perder una oportunidad de valor añadido de entre €2 y €4 billones de euros al año para 2040, valor que podría traducirse en salarios más altos, mejor atención médica, más inversiones en sostenibilidad, etcétera. El valor en juego equivale a entre el 30 y el 70 por ciento del crecimiento previsto del PIB de Europa entre 2019 y 2040, o a un punto porcentual de crecimiento por año.13 Para mayor contexto, esto equivaldría a seis veces la cantidad necesaria para la transición a cero emisiones netas.14 Y equivaldría a cerca del 90 por ciento de todo el gasto social actual en Europa (Gráfica 5).15

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Se ha debatido mucho sobre la dependencia y la autonomía energética, pero los cambios económicos globales acentúan la necesidad de una autonomía estratégica en tecnologías críticas. La autonomía tecnológica es compatible con las economías abiertas y la colaboración mundial. Se puede lograr a través de múltiples opciones de abastecimiento global independientes, así como de una fuerte huella de las empresas líderes a nivel mundial en Europa. Pero también requerirá el aumento de la capacidad y la ampliación por parte de las empresas europeas. En la actualidad, por ejemplo, los semiconductores producidos en Europa satisfacen solo el 9 por ciento de la demanda europea, y las empresas europeas solo tienen alrededor del 10 por ciento del mercado en toda la cadena de valor de los semiconductores. Y Europa no tiene ninguna empresa con una participación de mercado en el área de “infraestructura como servicio” superior al 1 por ciento.

Se ha debatido mucho sobre la dependencia y la autonomía energética, pero los cambios geopolíticos también acentúan la necesidad de una autonomía estratégica en tecnologías críticas.

Los responsables de la toma de decisiones y las empresas europeas deben pasar a la ofensiva para lograr un cambio radical en materia de capacidades tecnológicas y competitividad.

Europa puede –y debe– seguir aprovechando sus numerosas fortalezas. Entre ellas están sus sistemas educativos de alta calidad, que producen talentos líderes en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), así como algunos de los trabajadores con educación vocacional más productivos.16 Europa es también la economía grande más abierta y conectada del mundo.17 Sin embargo, hay tanto en juego para Europa que los responsables de la toma de decisiones podrían considerar abrir nuevos caminos y reevaluar las compensaciones de una manera que ha sido incómoda hasta ahora.

A medida que se extiende la dinámica de “el ganador se lleva la mayor parte”, Europa necesita jugar a mayor escala y velocidad y nivelar el terreno de juego para que sus empresas compitan.

A medida que las fuentes de competencia –y de crecimiento– se desplazan hacia la innovación disruptiva y los intangibles, surge una dinámica de “el ganador se lleva la mayor parte”, en la que la escala, la velocidad y los ecosistemas tecnológicos establecidos son cada vez más vitales. Un panorama geopolítico cambiante complica y profundiza ese desafío.

En este contexto, una serie de retos ponen a Europa en desventaja. Entre ellos, se destacan cuatro que se refuerzan mutuamente: la fragmentación y la falta de escala; la falta de ecosistemas tecnológicos establecidos; la financiación de capital de riesgo menos desarrollado; y un entorno regulatorio que podría apoyar más la disrupción y la innovación.

Estos desafíos son bien conocidos entre los líderes europeos, que aprecian profundamente lo que debe hacerse a nivel institucional. Se están diseñando y lanzando muchas iniciativas. En la UE, el programa Horizon Europe de €95,000 millones de euros, la iniciativa de especialización inteligente, el marco de Proyectos Importantes de Interés Común Europeo y el programa Digital Decade son solo algunos ejemplos recientes.18

Sin embargo, si Europa quiere enfrentar su brecha de desempeño empresarial y evitar que se desarrolle una crisis en “cámara lenta” en los próximos años, sería útil plantearse una pregunta: ¿La suma de todas las iniciativas en curso y previstas no solo se corresponde con la escala de lo que están haciendo las regiones punteras, sino que la supera y, por lo tanto, permite recuperarse de la posición de debilidad actual?

Para ayudar a las empresas europeas a competir, Europa podría reevaluar las compensaciones de 11 iniciativas de política y regulatorias.

Como punto de partida, proponemos 11 iniciativas que podrían formar parte de un paquete integrado para cambiar las reglas del juego para las empresas europeas y superar una serie de desventajas (Gráfica 6). Permitirían a las empresas aumentar su escala y atraer mayor financiación, operar a mayor velocidad y con mayor grado de libertad, y nivelar el campo de juego con otras regiones y empresas establecidas. Muchas de estas iniciativas han sido objeto de largos debates y conllevan importantes compensaciones; sin embargo, este diagnóstico sugiere revisar la postura actual sobre ellas. La respuesta inicial a la invasión de Ucrania demuestra que Europa puede aprovechar su escala y moverse rápidamente cuando se enfrenta a un desafío grave. También será necesario un enfoque similar para abordar su crisis tecnológica y de competitividad en “cámara lenta”. Invitamos a que nos hagan comentarios y colaboren para avanzar en estas ideas iniciales.

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Securing Europe’s competitiveness: Addressing its technology gap
  • Ampliar y aumentar la financiación En las tecnologías transversales, en las que la escala de los mercados, las empresas y la inversión son importantes, ¿podría Europa aumentar y poner en común sus recursos, desarrollar un reglamento corporativo europeo para las empresas de alto crecimiento y facilitar y fomentar la consolidación transfronteriza, incluso completando el mercado único? ¿Podría Europa ampliar la reserva de capital de expansión y considerar la posibilidad de poner en común más apoyo a la contratación pública y la I+D entre una coalición de voluntarios? Europa podría considerar aumentar el apoyo al desarrollo de los países de Europa Central, del Este y partes del sur.
  • Velocidad y sencillez. En ciertas tecnologías de vanguardia, ¿podría Europa reequilibrar su enfoque regulatorio, pasando de un imperativo preventivo para la protección de los consumidores a otro que equilibre los costos y beneficios de la experimentación rápida y la innovación disruptiva? ¿Podría Europa considerar el desarrollo de procesos acelerados de toma de decisiones y aprobación regulatoria, particularmente en el caso de la innovación disruptiva? ¿Y qué alcance hay para adoptar una reasignación (reallocation) de mano de obra y una reconversión (reskilling) laboral más rápidas frente a la propagación de la disrupción?
  • Igualdad de condiciones. ¿Dónde podría la intervención estatal apoyar la competitividad de las empresas europeas en un contexto global? ¿Podría Europa considerar la posibilidad de garantizar la igualdad de condiciones para las empresas más pequeñas en torno a los monopolios digitales naturales? ¿Podría Europa iniciar un debate sobre cómo proteger a las empresas incipientes con conocimientos tecnológicos antes de que se enfrenten a toda la fuerza de los competidores a escala mundial? Finalmente, ¿podría Europa considerar formas de convertirse en un imán más poderoso para atraer el talento?

Ya sea que el escenario competitivo mejore o no, los líderes y los propietarios de las empresas deben intensificar su juego para asumir riesgos y competir.

Incluso si las políticas y regulaciones crean un entorno más propicio para que las empresas europeas puedan competir, también deben dar un paso adelante, desarrollando la escala y la agilidad para crecer y tener éxito no solo a nivel nacional y regional, sino también a nivel mundial. Las opciones a considerar incluyen las siguientes:

  • Establecer objetivos ambiciosos a largo plazo y ajustar los incentivos. En el entorno actual de disrupciones, las empresas deben apuntar más allá de su negocio actual, desarrollar una visión de liderazgo global a diez o 20 años, y asumir riesgos y desplegar capital e inversión en I+D acorde con esa visión. Las empresas europeas y sus consejos de administración también podrían considerar la posibilidad de ajustar la compensación de los ejecutivos y los empleados para alinearse mejor con esas visiones y la necesaria asunción de riesgos. En la actualidad, solo alrededor de un 5 por ciento de la fuerza laboral del sector privado en Europa tiene algún tipo de propiedad por parte de los empleados, en comparación con alrededor de un 20 por ciento en Estados Unidos.19 Las mayores empresas tecnológicas europeas ya han adoptado este enfoque.
  • Aprovechar las fusiones y adquisiciones programáticas y las alianzas para adquirir la escala y las capacidades necesarias. Esto incluiría la consolidación transfronteriza europea y global, incluidas, dolorosamente, las fusiones y adquisiciones del lado de la venta cuando el liderazgo mundial está fuera de alcance. También incluiría el uso de adquisiciones verticales y basadas en la capacidad para impulsar el desarrollo de las fortalezas y los ecosistemas de innovación; por ejemplo, utilizando capital de riesgo corporativo. Las empresas también deberían ser proactivas en la búsqueda y el desarrollo de alianzas intersectoriales para acelerar el desarrollo de tecnologías transversales. Las empresas y los emprendedores también pueden tratar de establecer nuevos disruptores.
  • Invertir en la gobernanza y las capacidades de innovación y tecnología a escala y ritmo. Las empresas tendrán que implementar una gobernanza de la innovación ágil y más centrada en el cliente, capaz de hacer frente a proyectos a largo plazo y de mayor riesgo. Tendrán que encontrar o reasignar fondos para la innovación a largo plazo y el desarrollo empresarial a una escala mayor que antes. Y necesitarán desarrollar habilidades.

Los países europeos han sido líderes en sostenibilidad e inclusión. Ahora les preocupa la seguridad de las cadenas de suministro, la energía, los alimentos y la defensa. ¿Cuánto debería preocuparse la región por su brecha corporativa y tecnológica, que está poniendo en peligro el crecimiento futuro y la autonomía estratégica, y cuándo? ¿Puede el impulso de la acción común desencadenado por la guerra en Ucrania ahora también proporcionar el ímpetu para hacer las compensaciones necesarias para la tecnología y la competitividad que durante mucho tiempo han sido difíciles?

Es probable que se necesite seguir trabajando para determinar cómo abordar, en detalle y en la práctica, las carencias de Europa en el desempeño corporativo y la innovación, tecnología por tecnología y sector por sector, construyendo resiliencia en el modelo europeo a largo plazo.

Este artículo marca el comienzo de una iniciativa de McKinsey para recopilar opiniones en toda Europa en un esfuerzo por contribuir a dar respuesta a estas preguntas.

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