Cómo crear una guía práctica para empresas de tecnología climática emergentes y en expansión

| Entrevista

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Las tecnologías climáticas desempeñan un papel crucial en la transición a cero emisiones netas, con su potencial para reducir el 90 por ciento de las emisiones de origen humano en todo el mundo para 2050. Según las estimaciones de McKinsey, una transición exitosa requerirá la creación de 1,000 unicornios —empresas emergentes (start-ups) valoradas en $1,000 millones de dólares o más— y 300 decacornios —start-ups valoradas en $10,000 millones de dólares o más— en el ámbito de la tecnología climática para 2030. Se trata de un desafío enorme, sobre todo porque la recaudación de fondos y el proceso de expansión de las empresas de tecnología climática no son nada sencillos.

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Para desmitificar ese viaje, un grupo de inversionistas de capital riesgo, con la ayuda de McKinsey, estudió las trayectorias de 3,000 start-ups de tecnología climática y realizó más de 100 entrevistas con una amplia gama de partes interesadas. Los conocimientos generados a partir de esta investigación se han plasmado en The Climate Brick (El ladrillo climático) un manual de recaudación de fondos y ampliación de escala para empresas de tecnología climática.

En una serie de charlas celebradas en el reciente Green Business Building Summit en Estocolmo, los creadores fundadores de The Climate Brick –Ted Persson y Sandra Malmberg, socios de EQT Ventures, y Rokas Peciulaitis, fundador de Contrarian Ventures– hablaron del proyecto con Tobias Lundberg, Tomas Nauclér, Carl Ljunggren y Vladana Elez Berselius, de McKinsey. A continuación, reproducimos extractos editados de las conversaciones.

McKinsey: ¿Qué los llevó a iniciar este proyecto? ¿Qué problema concreto intentaban resolver?

Sandra Malmberg: Me reúno con tres o cuatro fundadores al día. Algunos de los cerebros más inteligentes y brillantes del mundo están trabajando en tecnologías climáticas, pero dedican mucho tiempo a tratar de entender lo que necesitan ofrecer para desbloquear la financiación.

Las preguntas más habituales que nos hacen los emprendedores de tecnología climática son: “¿Cómo consigo la siguiente ronda?” y “¿Cuáles son los hitos más críticos en nuestro viaje hacia la ampliación de escala?”. La captación de fondos es un baile, sobre todo en el relativamente nuevo espacio de la tecnología climática, en el que puede llevar meses encontrar la combinación adecuada entre un inversionista y un fundador. Así que pensamos: “¿Qué pasaría si pudiéramos ayudar a las empresas a ahorrar tiempo en la recaudación de fondos, para que mejor puedan dedicar ese tiempo a escalar su negocio?”.

Por eso creamos The Climate Brick, que proporciona lo que llamamos “el manual que faltaba” para escalar las tecnologías climáticas. Sabemos que ya existen algunas de las tecnologías más importantes para conseguir reducciones en el futuro, pero lo que falta es la escala.

McKinsey: ¿Cómo crearon el manual? ¿Qué pasos siguieron? Describan su enfoque analítico.

Ted Persson: The Climate Brick se inspira en SaaS Funding Napkin, un recurso que describe los hitos de financiamiento de las empresas de software. Mi experiencia es en la inversión en software, pero el camino de la inversión en software es mucho más fácil y sencillo que el de la tecnología climática. En software, si eres un fundador, básicamente te reúnes con un inversor, haces tu presentación, obtienes una hoja de términos y luego le das la mano. El viaje de la tecnología climática es mucho más complejo. Hay muchas más partes interesadas: están el fundador y el inversionista de capital, por supuesto, pero también las universidades donde puede haberse originado la propiedad intelectual, los socios proveedores, los reguladores, los proveedores de subvenciones, los proveedores de deuda, los financiadores de proyectos y los compradores.

Así que el año pasado analizamos el recorrido de ampliación de escala de más de 3,000 empresas entre 2020 y la actualidad. Analizamos datos cualitativos y cuantitativos. Luego, como saben, recibimos ayuda de McKinsey para realizar más de 100 entrevistas a expertos –fundadores, líderes de opinión, hacedores de políticas públicas, bancos, inversores de capital riesgo, inversores “ángeles” y otros participantes, como el Fondo Europeo de Inversiones– para tratar de extraer nuestras conclusiones de esas 3,000 empresas.

Logramos reducir todo lo anterior a siete recorridos distintos de escalamiento y recaudación de fondos, basados en la velocidad de las empresas para escalar, su perfil de riesgo, sus fuentes de capital, su impacto sostenible y otras dimensiones. Cada uno de estos siete recorridos es un “ladrillo” en el manual. Y lo llamamos The Climate Brick porque nos gusta la idea de que estos ladrillos son, en cierto modo, los ladrillos que construyen el futuro.

Cada ladrillo especifica dimensiones financieras, comerciales y de producto, pero también da una idea de los hitos tecnológicos, los hitos de la cadena de valor y los hitos de ejecución que necesitaría una start-up para recaudar fondos y escalar. Cada ladrillo también enumera tres “desbloqueos críticos”, que son las tres cosas más importantes que se deben hacer bien en relación con ese recorrido en particular. Y cada ladrillo viene acompañado de lo que llamamos un "caso pionero", un ejemplo en el que fijarse. Con el tiempo, nos gustaría ampliar estos casos pioneros para tener varios por ladrillo.

Rokas Peciulaitis: Por ejemplo, uno de los ladrillos es el “Gigaescalamiento” (“Gigascaling”). Describe el viaje de una empresa que construye plantas a gran escala con un uso intensivo de capital para la producción ecológica. Las tres claves fundamentales para este tipo de empresa son una hoja de ruta clara hacia la competitividad de costos, la capacidad de ejecutar sin problemas y escalar con rapidez, y los acuerdos de compra de energía.

Otro ladrillo es el “Moonshot”, que se refiere a un tipo de recorrido muy diferente: el de una empresa que trabaja con tecnologías muy novedosas que tienen el potencial de alterar fundamentalmente el panorama tecnológico. Este tipo de empresa debe dar prioridad a la obtención de subvenciones y financiamiento público, alcanzar y demostrar la madurez tecnológica mediante una fuerte inversión en I+D, y conseguir socios comerciales y clientes desde el principio.

McKinsey: En su investigación, ¿qué ideas han salido a la luz que puedan aplicarse a los siete recorridos o al ecosistema de la tecnología climática en general?

Rokas Peciulaitis: Una de las conclusiones es la importancia de comprender la pila de capital y considerar la financiación no dilutiva en una fase temprana del proceso, ya que esto puede cambiar la trayectoria de la empresa. También afecta al tipo de talento que se necesita. Por ejemplo, debido a la complejidad de la pila de capital de una empresa de tecnología climática, en comparación con la de una empresa de software tradicional, se necesita un director financiero con mucha experiencia y un gran conocimiento de la estructuración financiera.

Otra idea es que las empresas de tecnología climática necesitan unir a las partes interesadas, fomentar el intercambio de conocimientos y colaborar mucho más que las empresas de otros sectores. En el mundo del software, hay un elemento de “somos nosotros contra el mundo”. En comparación, el espacio de la tecnología climática requiere un enfoque más colaborativo. No se trata tanto de “avanzar rápido y romper cosas”, sino más bien de “avanzar rápido y arreglar cosas juntos”.

McKinsey: ¿Qué significa en la práctica este enfoque más colaborativo?

Sandra Malmberg: Una de las cosas que hacemos es simplemente reunir en la misma sala a todas estas partes interesadas, que dependen unas de otras para alcanzar sus objetivos y nuestros objetivos planetarios comunes. Así es como desarrollamos las fórmulas de escalamiento y construimos nuestra comunidad. Por ejemplo, organizamos talleres que llamamos "Bricknics". Ahora nos enfocamos en seguir dando a conocer The Climate Brick y en mantenernos cerca del ecosistema climático para entender cómo podemos seguir mejorando el manual.

McKinsey: A medida que la gente ha empezado a utilizar The Climate Brick, ¿qué comentarios concretos han recibido?

Ted Persson: Hemos desarrollado The Climate Brick junto con el ecosistema, por lo que hemos recibido reacciones y comentarios a lo largo de todo el proceso de desarrollo. Muchos fundadores nos han dicho que se trata de una iniciativa muy necesaria y de valor inmediato para ellos. La utilizan como una lista de comprobación para el financiamiento y los hitos de cómo gestionar la empresa desde el punto de vista operativo. Varios fundadores en fase avanzada han dicho que les habría gustado tener algo así cuando empezaron, para evitar muchos de los obstáculos que se encontraron en el camino.

Sandra Malmberg: Los inversionistas suelen decir a los fundadores: “Sentirán la adecuación entre el producto y el mercado cuando la tengan”, y eso es lo que hemos sentido desde que lanzamos The Climate Brick. Tenemos noticias de universidades que quieren crear cursos en torno al manual. Tenemos noticias de empresas consolidadas que quieren preparar sus cadenas de suministro para el futuro y participar en la transición a cero emisiones netas como compradores de energía (offtakers), y esta es una forma de que entiendan cómo hacerlo. Los hacedores de políticas públicas están interesados en cómo ayudar a escalar estas tecnologías en sus regiones del mundo. Los inversionistas lo utilizan en sus comités de inversión y para ayudar a las empresas de su cartera a escalar. Y, por supuesto, los fundadores lo están utilizando en su toma de decisiones: cómo construir su pila de capital y qué priorizar cuándo.

McKinsey: Aún es pronto, pero ¿cuáles son algunas de las deficiencias de The Climate Brick que ya pueden ver? ¿En qué aspectos creen que puede y debe mejorarse?

Rokas Peciulaitis: Una de las cosas que estamos desarrollando es un manual más granular a través de la pila de capital. El capital de riesgo es solo una pieza del rompecabezas de la tecnología climática, que difiere de las inversiones tradicionales en software como servicio (software-as-a-service, o SaaS) en el tamaño y las necesidades de recaudación de fondos. La deuda, el capital de crecimiento o privado, y el financiamiento de infraestructuras son algunas de las otras clases de inversión, y todas son cruciales. En un nivel superior, la pila de capital ya es una parte importante del manual, pero en el futuro profundizaremos mucho más en ello. También estamos desarrollando herramientas para que a todas las empresas les resulte más fácil determinar cuál es el ladrillo que más les conviene.

McKinsey: ¿Cuál es su visión para The Climate Brick? ¿Qué podemos esperar?

Sandra Malmberg: Al igual que una start-up, planeamos iterar continuamente sobre el manual para asegurarnos de que aporte valor al ecosistema. No lo vemos como un proyecto con un principio y un final. Queremos que se convierta en un movimiento.

Queremos que el manual sea para la comunidad y también por la comunidad: una co-creación independiente y emprendedora para cumplir con nuestro objetivo, que es llevar a escala tantas tecnologías climáticas como sea posible. En mi mundo ideal, tendríamos muchas más partes interesadas creando estas fórmulas de escalamiento y colaborando a lo largo del viaje.

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