Las empresas y los gobiernos que buscan combatir el cambio climático están recurriendo a la tecnología en busca de ayuda. La inteligencia artificial (IA), las nuevas tecnologías y algunos modelos de negocio prometedores impulsados por la tecnología han generado esperanzas de un progreso espectacular.
Si bien los objetivos climáticos de muchas organizaciones son elevados, los líderes tecnológicos de las empresas —como los directores de informática (Chief Information Officers, o CIO), los directores de innovación digital (Chief Digital Information Officers, o CDIO) y los directores de tecnología (Chief Technology Officers, o CTO), entre otros— no siempre han logrado convertir las ambiciones climáticas en realidad. Una de las razones principales es que escasean los datos concretos y las vías de acción claras. Los conceptos erróneos y la desinformación han enturbiado el panorama de lo que deben hacer los CIO y los líderes tecnológicos.
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Hemos realizado un análisis extenso de dónde la tecnología puede tener un mayor impacto en la reducción de las emisiones. Para empezar, dividimos el papel de la tecnología en dos tipos principales de actividades:
- El ataque: el uso de la tecnología y la analítica para recortar las emisiones al reducir (mejorar la eficiencia operativa), reemplazar (cambiar las actividades generadoras de emisiones a alternativas más limpias) y compensar (comprar créditos de carbono para compensar las emisiones no abatidas).
- La defensa: las acciones que la tecnología de la información (TI) puede llevar a cabo para reducir las emisiones del patrimonio tecnológico de la empresa.
En las actividades de defensa es donde el CIO, como jefe de TI, puede actuar de manera independiente y rápida. Este artículo se enfoca en la defensa, específicamente en los elementos de TI sobre los que un CIO tiene control directo. Examinamos las emisiones derivadas del uso de la electricidad para las operaciones informáticas propias de la empresa, como el funcionamiento de los centros de datos y los dispositivos locales, clasificados como alcance 2 (scope 2) por el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero,1 y las emisiones indirectas de los dispositivos tecnológicos que el CIO compra y desecha (alcance 3).2 (Veáse el recuadro “Alcance del análisis de McKinsey”).
Lo que dicen los hechos
Nuestro análisis ha descubierto varios hechos que contravienen algunos puntos de vista comunes sobre las emisiones de la tecnología empresarial. Estos hechos involucran una cantidad significativa de emisiones relacionadas con la tecnología, la proporción de emisiones de los dispositivos de los usuarios finales, la variedad de opciones de mitigación disponibles y el impacto favorable de cambiar a la computación en la nube.
La tecnología empresarial genera emisiones significativas
La tecnología empresarial es responsable de emitir alrededor de 350 a 400 megatoneladas de gases equivalentes de dióxido de carbono (carbon dioxide equivalent, o CO2e), lo que representa, aproximadamente, el 1 por ciento de las emisiones globales totales de gases de efecto invernadero (GEI). A primera vista, esto puede no parecer mucho, pero equivale a cerca de la mitad de las emisiones de la aviación o el transporte marítimo, y es el equivalente al carbono total emitido por Reino Unido.
El sector industrial que aporta la mayor parte de las emisiones de GEI de alcance 2 y 3 relacionadas con la tecnología es el de las comunicaciones, los medios y los servicios (Gráfica 1). La contribución de la tecnología empresarial a las emisiones totales es especialmente alta en el caso de los seguros (45 por ciento de las emisiones totales de alcance 2) y en el de los servicios bancarios y de inversión (36 por ciento).
Esta cantidad de dióxido de carbono y gases equivalentes es un premio importante para las empresas sometidas a una presión cada vez mayor para reducir las emisiones. El progreso en la lucha contra el cambio climático requiere de acciones en muchos frentes, y la tecnología empresarial ofrece una opción importante sobre la que los CIOs y las empresas pueden actuar rápidamente.
Los mayores responsables de las emisiones de carbono son los dispositivos de los usuarios finales, no los centros de datos locales
Los dispositivos de los usuarios finales –ordenadores portátiles, tabletas, teléfonos inteligentes e impresoras– generan de 1.5 a 2.0 veces más carbono a nivel mundial que los centros de datos (Gráfica 2).3 Una de las razones es que las empresas tienen muchos más dispositivos de usuario final que servidores en los centros de datos locales. Además, los dispositivos generalmente se reemplazan con mucha más frecuencia: los teléfonos inteligentes tienen un ciclo medio de actualización de dos años, los ordenadores portátiles de cuatro años y las impresoras de cinco años. En promedio, los servidores se reemplazan cada cinco años, aunque 19 por ciento de las organizaciones esperan más.4
Y lo que es más preocupante, las emisiones de los dispositivos de los usuarios finales van camino de aumentar a una tasa de crecimiento anual compuesto (compound annual growth rate, o CAGR) del 12.8 por ciento.5 Los esfuerzos para solucionar esto podrían apuntar a las principales causas de las emisiones de estos dispositivos. Alrededor de tres cuartas partes de las emisiones proceden de la fabricación, el transporte previo a la producción y los desechos. Una fuente importante de estas emisiones son los semiconductores que alimentan los dispositivos.
Existen muchas opciones de bajo costo/alto impacto, comenzando por mejorar el abastecimiento
Hemos descubierto que, cuando se trata de volverse ecológicos, muchos CIOs piensan en términos de las inversiones necesarias para reemplazar ítems o mejorar las instalaciones. Sin embargo, nuestro análisis revela que los CIOs pueden capturar importantes beneficios de carbono sin realizar una inversión significativa y, en algunos casos, incluso pueden ahorrar dinero (Gráfica 3).
En general, por ejemplo, entre el 50 y el 60 por ciento de las emisiones relacionadas con los dispositivos de los usuarios finales pueden abordarse mediante cambios en el abastecimiento, principalmente adquiriendo menos dispositivos por persona y ampliando el ciclo de vida de cada dispositivo mediante el reciclaje. Estas opciones no requerirán ninguna inversión y reducirán los costos, aunque las empresas pueden querer evaluar el impacto en la experiencia de los empleados.
Además, las empresas pueden reciclar sus dispositivos de manera más agresiva; el 89 por ciento de las organizaciones reciclan menos del 10 por ciento de su hardware en general.6 Los CIOs pueden presionar a los proveedores para que utilicen dispositivos más ecológicos, especialmente porque las empresas del sector de los semiconductores ya están aumentando sus compromisos de reducción de emisiones. Otras acciones de bajo costo y alto impacto incluyen optimizar los viajes de negocios y las necesidades informáticas de los centros de datos, así como aumentar el uso de la nube para gestionar las cargas de trabajo.
Migrar a la nube tiene más impacto que optimizar los centros de datos
Optimizar la eficacia del uso de energía (power usage effectiveness, o PUE)7 de un centro de datos local es costoso y da como resultado una reducción limitada de las emisiones de carbono. Si una empresa duplicara lo que gasta en infraestructura y en la nube para reducir el PUE, solo reduciría las emisiones de carbono entre un 15 y un 20 por ciento. Las mejoras estructurales en los centros de datos y el diseño optimizado pueden ayudar, pero el impacto es limitado y muchas empresas ya las han implementado. Las medidas más agresivas, como trasladar los centros de datos a ubicaciones más frescas o invertir en nuevas tecnologías de refrigeración, tienen un costo prohibitivo.
Un enfoque más eficaz es migrar las cargas de trabajo a la nube. Los hiperescaladores (hyperscalers) (también conocidos como proveedores de servicios en la nube) y los co-ubicadores (co-locators) están invirtiendo de forma significativa para ser más ecológicos a través de medidas como comprar energía verde ellos mismos e invertir en centros de datos ultraeficientes con un PUE igual o inferior a 1.10, en comparación con el PUE promedio de 1.57 de un centro de datos local.8 (Estimamos que las empresas podrían lograr una puntuación de PUE de solo 1.3 para su centro de datos si invirtieran casi un 250 por ciento más, en promedio, de lo que gastan actualmente en sus centros de datos y su presencia en la nube).
Con una migración cuidadosa y un uso optimizado de la nube, las empresas podrían reducir las emisiones de carbono de sus centros de datos en más de un 55 por ciento: alrededor de 40 megatoneladas de CO2e a nivel mundial, el equivalente a las emisiones totales de carbono de Suiza.
Tres pasos que hay que dar ahora
Con las empresas y los gobiernos sometidos a una presión cada vez mayor para reducir las emisiones de carbono y con la tecnología jugando un papel clave en el cumplimiento de esos objetivos, los CIOs se encontrarán en primera línea. El desafío será reducir la huella de carbono de la TI mientras se brindan servicios tecnológicos de alta calidad y bajo costo a clientes y empleados.
En promedio, completar los pasos defensivos podría llevar de tres a cuatro años. Sin embargo, los CIOs que actúen con decisión y precisión pueden lograr entre un 15 y un 20 por ciento del potencial de reducción de carbono en el primer año con una inversión mínima.
Los CIOs pueden elegir entre una amplia gama de respuestas, sobre todo en colaboración con el CEO y el consejo de administración. Sin embargo, hay tres medidas que pueden adoptar en este momento y que prepararán a la organización para los esfuerzos a más largo plazo. Estas medidas involucran estrategias de abastecimiento, métricas clave y un sistema de gestión del rendimiento.
Avanzar ahora en las estrategias de abastecimiento
Con mucho, la medida defensiva más rápida y eficaz para reducir las emisiones de carbono de la TI es revisar las políticas de abastecimiento de tecnología. Optimizar la cantidad de dispositivos de acuerdo con los estándares seguidos por las empresas del cuartil superior9 reduciría alrededor del 30 por ciento de las emisiones de los dispositivos de los usuarios finales, la cantidad de carbono emitida por Hong Kong. Por ejemplo, las empresas del cuartil superior tienen una impresora por cada 16 personas en el lugar de trabajo; el promedio general es una impresora por cada ocho personas.
Este cambio de abastecimiento no conduce necesariamente a una degradación de la experiencia del usuario, porque la implementación del 5G y el procesamiento cada vez más avanzado y la potencia de cómputo permiten que la función principal de procesamiento se realice en el servidor. Por lo tanto, los dispositivos pueden ser menos potentes y consumir mucha menos energía. Esencialmente, se trata de un modelo de software como servicio (software-as-a-service, o SaaS), en el que las experiencias de alta gama y fáciles de usar ocurren en el servidor, no en el dispositivo. La eficacia de este enfoque dependerá de tener redes estables, de una codificación que requiera menos recursos a nivel de dispositivo, de capacidades informáticas de borde (edge computing capabilities) y de los cambios de las ofertas a plataformas más eficientes (por ejemplo, la nube).
Como parte de este esfuerzo, el CIO y el jefe de adquisiciones de la empresa deberán colaborar en la revisión y el ajuste de los plazos de actualización de los dispositivos y de la proporción de dispositivos por persona, así como en el ajuste de la base para las decisiones de compra. Las adquisiciones suelen basarse en cálculos de costo/beneficio, y con razón. Este enfoque deberá ampliarse para tener en cuenta las emisiones de dióxido de carbono. El espíritu de colaboración también debe extenderse a los proveedores, con las partes trabajando juntas para formular planes que brinden los mayores beneficios para todos.
Una estrategia de abastecimiento más reflexiva va más allá de los dispositivos de los usuarios finales. Los CIOs, por ejemplo, deberían buscar fuentes ecológicas para la electricidad que utiliza la TI. Cuando estas fuentes no están disponibles, los CIOs pueden dirigir la adquisición a acuerdos de compra de energía para compensar el uso de carbono. Los CIOs también pueden establecer normas ecológicas para sus vendedores y proveedores, exigiendo la divulgación de sus emisiones de GEI e incorporándolas a sus criterios de decisión de compra.
Establecer una métrica de ROI verde para los costos tecnológicos
Cualquier progreso real en la tecnología verde solo puede ocurrir cuando las empresas miden sus "retornos verdes" (“green returns”). Pero hoy en día, la mayoría de las métricas ecológicas omiten los costos y los ahorros, lo que en última instancia las hace poco prácticas. Una métrica mejor se enfoca en el costo por tonelada de carbono ahorrada (considerando también los costos ahorrados). Los modelos sofisticados calculan las emisiones durante todo el ciclo de vida, incluida la producción, el transporte y la eliminación de residuos.
Los CIOs pueden evaluar más a fondo a los proveedores, fabricantes y prestadores de servicios en función de qué tan avanzados están en el reciclaje y la renovación de productos electrónicos; en el diseño de componentes circulares; en la ampliación de los ciclos de vida de los productos con un mejor diseño, una manufactura de mayor calidad y materiales más resistentes; en la oferta de servicios de reparación, y en la reventa a los consumidores.
Las decisiones sobre el gasto en TI deben considerar una serie de factores, incluida la reducción de la deuda técnica y la estrategia empresarial. Junto con estos factores, las empresas deberían institucionalizar una métrica de retorno de la inversión (return on investment, o ROI) verde que sea transparente para todos en la empresa como un elemento de toma de decisiones de TI, incluso en las solicitudes de propuestas (requests for proposals, o RFP). Si lo hacen, permitirá a las empresas comprender mejor el verdadero impacto de su tecnología en las emisiones de carbono.
Implementar sistemas de medición ecológicos
Establecer una métrica de ROI verde es solo el comienzo. Los CIOs deben establecer una línea de base de rendimiento, medir el progreso con respecto a la línea de base y realizar un seguimiento del impacto en tiempo casi real, al igual que las empresas realizan un seguimiento en tiempo real del uso de las redes y los ordenadores para las aplicaciones en la nube. Este tipo de sistema de medición garantiza que los CIOs sepan qué funciona y qué no, para que puedan ajustarlo rápidamente.
En la práctica, implementar la medición ecológica puede ser un desafío. Algunas empresas han pasado un año midiendo su huella de carbono y han terminado con un análisis obsoleto. Esto suele ocurrir cuando las empresas se empeñan en medir cada bit de carbono emitido, un esfuerzo loable pero que requiere mucho tiempo. Los CIOs pueden lograr un progreso sustancial al priorizar la medición donde el impacto es mayor, como el seguimiento del número de dispositivos de los usuarios finales comprados y en uso, la duración actual del uso de cada dispositivo y la proporción de dispositivos por usuario. Otra forma en que los CIOs pueden progresar rápidamente es incorporando capacidades de monitoreo de energía y emisiones en los grandes activos tecnológicos y trabajando con proveedores externos, como las compañías eléctricas, para hacer un seguimiento del uso en tiempo real.
La lucha eficaz contra el cambio climático no se logrará mediante una o dos grandes victorias; éstas aún no existen. Para tener un impacto real, las empresas y los gobiernos deberán actuar en muchas áreas. La tecnología tiene un papel enorme que desempeñar en muchas de estas áreas, pero los CIOs y los líderes tecnológicos deben actuar con rapidez y decisión.
Este artículo es el primero de una serie sobre cómo los CIOs pueden reducir las emisiones. El próximo artículo explorará cómo los CIOs pueden impulsar la agenda de sostenibilidad de la empresa mediante la implementación de "prácticas ofensivas" (“offense practices”) para reducir, reemplazar y compensar las emisiones.