¿Están preparadas las instituciones financieras latinoamericanas para la sostenibilidad?

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En los últimos años, la sostenibilidad ambiental se ha convertido en un objetivo estratégico clave para las instituciones financieras en las economías avanzadas. Compromisos de cero emisiones netas, alianzas globales1 y acuerdos para acelerar la transición energética están proliferando en Europa, América del Norte y partes de Asia-Pacífico. Paralelamente, los reguladores financieros en estas regiones están examinando los riesgos climáticos más de cerca y exigiendo a las instituciones que evalúen sus grados de exposición a través de pruebas de estrés climático y análisis de escenarios.

Las instituciones financieras latinoamericanas han sido generalmente más lentas para integrar la sostenibilidad en sus agendas estratégicas. Sin embargo, cuatro tendencias convergentes están reconfigurando rápidamente el enfoque del sector financiero regional hacia la protección ambiental y el cambio climático. Estas tendencias tienen potencial para hacer de 2023 un año significativo para las finanzas sustentables en América Latina.

En toda la región están aumentando los flujos de capital orientados a la sostenibilidad

A fines de 2022, alrededor de 80 por ciento de los países de América Latina habían actualizado sus contribuciones determinadas a nivel nacional (nationally determined contributions, o NDC, por sus siglas en inglés), sus compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) bajo el Acuerdo Climático de París, y las principales economías regionales adoptaron objetivos sustancialmente más ambiciosos. 2Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL): NDCs en América Latina y el Caribe - Evento COP27 Por ejemplo, México tenía originalmente como objetivo reducir las emisiones en 22 por ciento en relación con la línea de base para 2030, pero en noviembre de 2022 actualizó su NDC para establecer un objetivo más agresivo del 35 por ciento. 3CMNUCC – México: NDC 2022 actualizada, 18 de noviembre de 2022. Brasil actualizó su NDC en marzo de 2022 y ahora tiene como objetivo reducir sus emisiones de GEI en 37 por ciento desde los niveles de 2005 para 2025 y en 50 por ciento para 2030, antes de lograr la neutralidad climática en 2050. 4CMNUCC – Brasil: NDC 2022 actualizada, 21 de marzo de 2022. Al ampliar su compromiso más allá del clima, varios países latinoamericanos se han unido a la iniciativa 30x30 de High Ambition Coalition, que trabaja para proteger al menos 30 por ciento de las áreas terrestres y marinas del mundo para 2030.

La transición a una economía más sustentable presenta oportunidades para que las instituciones financieras beneficien el bienestar general de la sociedad al permitir una serie compleja de nuevos flujos de capital y opciones de financiamiento. Investigaciones del McKinsey Global Institute (MGI) 5 señalan varias áreas en las que sería necesario aumentar las inversiones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) (p. ej., construir infraestructura y activos de bajas emisiones, descarbonizar las industrias intensivas en emisiones), así como implementar medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, y proteger el capital natural y la biodiversidad. La seguridad energética y la descarbonización pueden ser objetivos complementarios, ya que invertir en soluciones autosuficientes bajas en carbono puede acelerar la transición energética regional.

Según nuestras investigaciones, lograr el net zero para 2050 impulsará el gasto total de América Latina en activos físicos relacionados con la transición a 9.4 por ciento del PIB regional, o alrededor de $20 billones de dólares, con un gasto anual en activos físicos que aumentará en alrededor de $700 mil millones de dólares sobre la línea de base (Gráfica 1). 6 Brasil —con su vasta y diversa geografía, gran economía y abundancia de capital ambiental crítico, incluida la selva amazónica, uno de los tres sumideros de carbono más grandes del mundo— representa más de un tercio de las oportunidades regionales de financiamiento climático (Gráfica 2). Otros países de la región tienen una extensa biodiversidad y grandes bases industriales que ofrecen un considerable potencial de descarbonización, así como sectores extractivos (p. ej., cobre, litio) que podrían desempeñar un papel clave en la transición global hacia el net zero.

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Más allá de la transformación de sus economías nacionales, los países latinoamericanos cuentan con ricas dotaciones y recursos naturales que serán fundamentales para la transición energética global (Gráfica 3):

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La vulnerabilidad de América Latina al cambio climático probablemente aumentará los riesgos físicos y de transición de las instituciones financieras

A medida que América Latina se vuelve cada vez más vulnerable a los efectos del cambio climático, los riesgos físicos y de transición probablemente tendrán un mayor impacto en las instituciones financieras. La exposición de América Latina al riesgo climático se está intensificando rápidamente.10OCDE et al. 2022. Latin American Economic Outlook 2022. Towards a Green and Just Transition (Perspectivas económicas de América Latina 2022. Hacia una transición verde y justa). La región alberga 13 de los 50 países más susceptibles a los choques relacionados con el clima, y las crisis climáticas podrían empujar de 2.4 millones a 5.8 millones de personas a la pobreza extrema en América Latina y el Caribe para 2030.11The World Bank Group, 2021. A Roadmap for Climate Action in Latin America and the Caribbean 2021-2025 (Una hoja de ruta para la acción climática en América Latina y el Caribe 2021-2025). 12 Un análisis del McKinsey Global Institute sobre el perfil de riesgo de América Latina bajo un escenario de altas emisiones (RCP 8.5) encontró que la región está más expuesta a las olas de calor, humedad, sequías y degradación de los ecosistemas.

Además de los riesgos físicos y de transición del cambio climático, muchos de los sectores económicos clave de la región están bajo la amenaza directa de otras formas de daño ambiental. Por ejemplo, la pérdida de biodiversidad plantea un peligro inmediato para la agricultura, la silvicultura y la pesca. Estos sectores son fundamentales para los resultados económicos, la seguridad alimentaria y los medios de vida, por lo que protegerlos probablemente sea una prioridad principal para los actores políticos, las agencias de ayuda internacional y las instituciones multilaterales de desarrollo de América Latina dentro y fuera de la región.

A medida que la inversión pública en conservación y resiliencia climática contribuye a ampliar la gama de oportunidades para la inversión privada complementaria, las instituciones financieras pueden ayudar a satisfacer la demanda mediante el desarrollo de su capacidad para identificar, medir y gestionar los impactos de los riesgos relacionados con el clima. Las instituciones que se posicionan para facilitar los flujos de capital privado que respaldan la adaptación, la resiliencia y la conservación climáticas pueden disfrutar de una ventaja competitiva significativa.

Los reguladores financieros y de mercado en América Latina están dirigiendo su atención a los riesgos y oportunidades ambientales

Los reguladores de otras regiones se activaron primero, pero sus contrapartes latinoamericanas ahora están comenzando a abordar el riesgo climático y otros aspectos de la sostenibilidad ambiental. Los bancos centrales, los reguladores del mercado de valores y las autoridades financieras de Asia, Europa y América del Norte continúan ampliando y perfeccionando los marcos regulatorios en torno al riesgo climático. En 2022, el uso de pruebas de estrés climático y análisis de escenarios se generalizó cada vez más. Se reforzaron los requisitos prudenciales para identificar y gestionar los riesgos climáticos y, en algunas jurisdicciones, se impusieron requisitos de capital adicionales a los bancos que no abordan los riesgos climáticos y ambientales. En América Latina, varios bancos centrales y supervisores se han unido a la iniciativa global Red para un Sistema Financiero más Ecológico (Network for Greening the Financial System, o NGFS), que permite compartir las mejores prácticas internacionales para la gestión sistemática del riesgo climático y la prevención del “lavado verde” o greenwashing (es decir, prometer tomar, o afirmar haber tomado, medidas respetuosas con el medio ambiente, sin cumplir realmente las promesas).

Aunque las autoridades latinoamericanas se han tardado más en implementar regulaciones financieras centradas en la sostenibilidad, Brasil, Chile, Colombia y México recientemente han tomado medidas concretas para fortalecer los requisitos regulatorios en torno a la divulgación corporativa, la banca sustentable y la gestión del riesgo climático:

  • El Banco Central de Brasil y el Consejo Monetario Nacional emitieron nuevos requisitos de divulgación (informes GRSAC) y establecieron reglas que rigen cómo los bancos incorporan consideraciones de política ambiental, social y de gobernanza (ASG) (guía PRSAC) y análisis de riesgo climático. La Comisión de la Bolsa y Valores de Brasil está trabajando para alinear las divulgaciones de sostenibilidad nacionales con los estándares internacionales. 13
  • La Comisión para el Mercado Financiero de Chile emitió un acuerdo de divulgación de finanzas sustentables que endurece los estándares para los informes de sostenibilidad entre las entidades supervisadas.
  • El regulador financiero de Colombia adoptó una “taxonomía verde” que proporciona un conjunto de clasificaciones estándar de actividades sustentables. Al definir claramente los términos y conceptos clave, la taxonomía verde tiene como objetivo fomentar el desarrollo de un mercado más expansivo y sofisticado para productos financieros sustentables.
  • En México, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público lanzó recientemente una “taxonomía de finanzas sustentables”.14Gobierno de México. Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Taxonomía sostenible, marzo de 2023. Mientras tanto, el Banco de México está promoviendo metodologías de medición de riesgos ASG y oportunidades de movilización de capital, y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) está estableciendo requisitos de divulgación y adopción relacionados con criterios ASG.

Los pioneros se están comprometiendo con la transición net zero y otros objetivos de finanzas sustentables

Siguiendo el ejemplo de sus pares en Asia, Europa y América del Norte, las instituciones financieras latinoamericanas han comenzado a lanzar programas de sostenibilidad y establecer o fortalecer compromisos ambientales. Muchos de estos compromisos se centran en la reducción de emisiones, incluidas las generadas por la propia institución y las resultantes de sus actividades crediticias o carteras de inversión. Alrededor de 50 por ciento de los activos bancarios de América Latina pertenecen a instituciones que se han unido a la Net-Zero Banking Alliance (NZBA) (Gráfica 4).15 Estas instituciones han declarado un compromiso de cero emisiones netas para 2050 y han establecido objetivos de descarbonización considerables para 2030, con recortes de emisiones que normalmente oscilan entre 20 y 40 por ciento en la mayoría de los sectores de la cartera.

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La mayor parte de los activos net zero del sector bancario generalmente pertenecen a sucursales o subsidiarias de bancos extranjeros. Nuestras conversaciones con líderes del ramo indican que muchas otras instituciones están considerando o planeando asumir compromisos similares a corto plazo.16 Para acelerar esta tendencia y ayudar a los signatarios a implementar sus compromisos, la Alianza Financiera de Glasgow para el net zero (Glasgow Financial Alliance for Net Zero) ha expresado su intención de abrir un centro en América Latina en 2023.17

Los flujos de financiamiento sustentable están aumentando, con un número creciente de instituciones regionales que publican compromisos externos para movilizar miles de millones de dólares en financiamiento sustentable. Mientras tanto, el número de productos y transacciones sustentables aumenta constantemente. De acuerdo con la Iniciativa de Bonos Climáticos,18 la emisión de bonos verdes se duplicó con creces en menos de dos años, pasando de $13,600 millones de dólares en septiembre de 2019 a $30,200 millones en junio de 2021. Los instrumentos de deuda asociados con la sostenibilidad, vinculados a indicadores clave de desempeño (key performance indicators, o KPI, por sus siglas en inglés), se debaten cada vez con mayor frecuencia, en el contexto de nuevas emisiones y reestructuraciones de deuda. En febrero de 2022, Chile publicó un marco nacional de bonos vinculados a la sostenibilidad.19 Más tarde en el mismo año, Uruguay emitió un bono vinculado a la sostenibilidad de $1,500 millones de dólares,20 que puede convertirse en un hito importante en el camino hacia un sector financiero sustentable capaz de proporcionar escalabilidad para inversionistas privados y prestamistas multilaterales.

Diseñar un enfoque programático integral para los aspirantes a líderes en finanzas sustentables de América Latina

La sostenibilidad se está convirtiendo rápidamente en un tema a nivel de CEO para las instituciones financieras en América Latina, como ya lo ha sido en Asia, Europa y América del Norte. La experiencia internacional muestra que la integración de la sostenibilidad en los procesos comerciales y funcionales se asocia con la obtención de las mayores recompensas en términos de crecimiento comercial, mitigación del riesgo climático y posicionamiento estratégico. Debido a que la sostenibilidad afecta a muchos equipos funcionales y comerciales diferentes en toda la institución, y debido a que la implementación de un cambio sistémico requiere una atención gerencial sostenida, los esfuerzos para incorporar las preocupaciones de sostenibilidad en las operaciones de rutina podrían seguir un enfoque holístico basado en cinco pilares clave (Gráfica 5).

Los tres primeros pilares son estratégicos. Se enfocan en definir objetivos, diseñar una estrategia comercial para capturar oportunidades y revisar el marco de riesgos para identificar y gestionar los riesgos ambientales. Los dos pilares finales son de apoyo. Abarcan las condiciones necesarias para la ejecución, así como los requisitos únicos de gestión de las partes interesadas e informes asociados con las finanzas sustentables.

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Estrategia ambiental, ambición y compromisos

En las economías avanzadas, las estrategias ambientales tienden a centrarse en mitigar el cambio climático y apoyar la transición energética. Los objetivos institucionales generales a menudo se concentran en la descarbonización, incluido el objetivo de lograr cero emisiones netas, generalmente para 2050.

Varias instituciones financieras en América Latina están comenzando a adoptar este enfoque, con algunos compromisos de cero emisiones netas anunciados en 2022. Lograr estos objetivos requerirá desarrollar las capacidades y la experiencia necesarias para medir las emisiones y establecer objetivos de reducción científicamente creíbles para las emisiones directas por parte de la institución y emisiones indirectas generadas por sus carteras de crédito e inversión.

Más allá de seguir el ejemplo de las instituciones financieras en las economías avanzadas y centrarse en las emisiones de carbono, los líderes latinoamericanos tienen la opción de diseñar una estrategia adaptada a las prioridades ambientales de los países donde operan. América Latina enfrenta una variedad de desafíos ambientales más allá del cambio climático, incluida la disminución de la biodiversidad, la deforestación en curso y el aumento del estrés hídrico. Además del proceso de evaluación y reducción de emisiones de GEI, las instituciones financieras de la región pueden medir y gestionar otros impactos ambientales.

Abordar estos desafíos podría convertir a las instituciones financieras latinoamericanas en líderes mundiales en la gestión del impacto ambiental más allá del cambio climático, y ayudar a establecer las mejores prácticas que podrían aplicar sus pares en otras regiones del mundo que enfrentan desafíos similares. Las instituciones financieras en América Latina que buscan alcanzar su potencial como líderes en sostenibilidad pueden hacerlo definiendo sus prioridades estratégicas, ambiciones generales y compromisos internos y externos con la acción ambiental y climática.

Oportunidades de crecimiento en finanzas ambientales

Las instituciones financieras latinoamericanas podrían desempeñar un papel crucial en la movilización de las inversiones necesarias para la transición energética, la mitigación y adaptación al cambio climático y la preservación más amplia de la calidad ambiental. Por lo general, las organizaciones que logran los objetivos para una transformación de esta magnitud emplean un enfoque estructurado: estiman el potencial comercial de las oportunidades de finanzas sustentables y definen las propuestas de valor y las estrategias de comercialización para capturarlas. Dicho enfoque incluye cuatro componentes clave, todos los cuales podrían aplicarse a las iniciativas de sostenibilidad:

  1. identificar y dimensionar fondos de valor de financiamiento basados en análisis económicos a nivel de país y subregionales que incluyen tanto una línea de base de políticas actuales como un escenario de cero emisiones netas, así como otros escenarios relacionados con la conservación de la naturaleza
  2. evaluar el potencial de ingresos en función del tamaño del grupo de valor y los criterios esenciales de "derecho a ganar", como la posición en el mercado, las relaciones con los clientes y la fortaleza de la marca
  3. desarrollar propuestas de valor, incluidas adaptaciones de productos y servicios básicos (p. ej., bonos verdes, préstamos vinculados a la sostenibilidad, factoraje y arrendamiento ecológicos), servicios de asesoría sobre el financiamiento de la transición y nuevas ofertas de negocios verdes (p. ej., la creación y asesoría de mercados de compensación de carbono voluntarios, ecosistemas financieros de la cadena de suministro, ventanillas únicas para la eficiencia del hogar e hipotecas verdes) y
  4. establecer un equipo de finanzas sustentables y definir un modelo operativo para los equipos de ventas y productos existentes para cumplir con sus nuevos objetivos estratégicos

Las instituciones latinoamericanas pueden aprender de las propuestas de valor exitosas desarrolladas en otras regiones, adaptarlas al contexto local y crear ofertas sólidas de financiamiento sustentable y estrategias de comercialización para segmentos de clientes prioritarios.

El clima y otros riesgos ambientales

Las instituciones financieras latinoamericanas están expuestas a geografías que enfrentan altos riesgos físicos (p. ej., eventos climáticos extremos, degradación ambiental) y a sectores que enfrentan altos riesgos de transición (p. ej., petróleo y gas, minería, agricultura). La gestión de estos riesgos requerirá el desarrollo de nuevas herramientas para identificar y medir los riesgos, combinados con iniciativas para integrar el riesgo climático en los procesos de evaluación de riesgos, suscripción, seguimiento de carteras y decisiones sobre la tolerancia al riesgo.

Lograr esto implica recopilar nuevos datos de clientes y proveedores externos y emplear nuevas metodologías para el análisis de escenarios y pruebas de estrés. La incorporación de los resultados de las evaluaciones cualitativas y cuantitativas del riesgo climático en las declaraciones de tolerancia al riesgo, las tarjetas de calificación crediticia y de inversión, los modelos de fijación de precios y las métricas de seguimiento de la cartera ayudarán a las empresas a obtener beneficios prácticos, como una mejor toma de decisiones, una menor exposición a contrapartes y geografías de alto riesgo, y un mayor crecimiento en oportunidades de bajo riesgo y alto rendimiento.

Habilitadores de entrega (Delivery enablers)

La implementación de una estrategia de sostenibilidad eficaz requiere una estrecha coordinación entre los equipos de atención al cliente en la oficina principal y los involucrados en el desarrollo de productos, la sostenibilidad, la gestión de riesgos, el cumplimiento normativo y las relaciones externas. Es más probable que las instituciones financieras logren este nivel de coordinación si diseñan rutinas adecuadas para el propósito de la gobernanza, la responsabilidad del equipo y la gestión de programas. Paralelamente, pueden consolidar las capacidades institucionales necesarias mediante el lanzamiento de nuevos programas para generar conocimientos y experiencia relacionados con la sostenibilidad en niveles que van desde el consejo directivo y la alta dirección hasta los equipos de ventas que interactúan directamente con los clientes.

Las instituciones financieras también deberían considerar adquirir e integrar nuevos datos climáticos de una amplia gama de fuentes internas, de clientes y proveedores para una variedad de casos de uso, incluido el establecimiento de objetivos de cero emisiones netas, la evaluación del riesgo físico y de transición, y la identificación de oportunidades de asesoría empresarial. El diseño de mecanismos de gobernanza de datos apropiados y una arquitectura de datos sólida al principio del proceso puede ayudar a las instituciones a evitar problemas como tablas de datos en silos y versiones redundantes del mismo elemento de datos en diferentes casos de uso.

Presentación de informes y gestión de las partes interesadas

El quinto pilar de una estrategia de sostenibilidad exitosa es la comunicación externa y la gestión de las partes interesadas. Las instituciones deben identificar a qué partes externas informar sobre el progreso hacia los objetivos de cero emisiones netas y otros compromisos, así como las oportunidades para movilizar flujos de financiamiento sustentable y la evolución de los riesgos climáticos y ambientales. Las instituciones suelen presentar esta información en informes anuales redactados de acuerdo con estándares internacionales como el marco del Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con el Clima (Task Force on Climate-Related Financial Disclosures, o TCFD). Si bien el TCFD es un estándar voluntario para divulgaciones climáticas, los reguladores del mercado de valores en América Latina y en otros lugares están comenzando a emitir requisitos de divulgación específicos basados en su enfoque. Se están desarrollando estándares similares para informes de impacto para otros temas, incluyendo la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. A medida que las instituciones financieras reportan sobre sus objetivos de cero emisiones netas y el desempeño relacionado, deben asegurarse de que sus reportes no constituyan “lavado verde”. Esto requerirá alinear estrechamente sus objetivos de divulgación y comunicaciones externas con sus planes estratégicos y esfuerzos de creación de capacidad institucional.

Las alianzas sectoriales son una característica cada vez más destacada de las finanzas sustentables. Los altos ejecutivos pueden seguir este enfoque mediante el desarrollo de una visión clara para el compromiso con iniciativas globales; por ejemplo, la Alianza Financiera de Glasgow para Cero Emisiones Netas (Glasgow Financial Alliance for Net Zero, o GFANZ) y la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (United Nations Environment Programme Finance Initiative, o UNEP-FI), y con empresas públicas y privadas locales. Cada alianza impone condiciones y compromisos específicos a sus signatarios, y cada una ofrece oportunidades únicas. Determinar qué alianzas son más consistentes con el logro de la estrategia de sostenibilidad de la institución definirá el cronograma para desarrollar las capacidades requeridas.

Finalmente, el cumplimiento normativo no es simplemente un requisito legal, sino también un tema importante para la estrategia de sostenibilidad y la planeación de su implementación. Si bien la mayoría de los países latinoamericanos aún se encuentran en las primeras etapas de desarrollo de requisitos para la sostenibilidad, los responsables de formular políticas en Brasil, Chile, Colombia y México están elaborando sus marcos regulatorios para incorporar los criterios de sostenibilidad. Las instituciones financieras de toda la región pueden adelantarse a los requisitos reglamentarios y mantener una ventaja competitiva en el mercado global de finanzas sustentables mediante el desarrollo proactivo de las capacidades que actualmente se requieren en otras jurisdicciones.


Aunque las instituciones financieras de América Latina han sido más lentas que sus similares de otros lugares para integrar la sostenibilidad en sus agendas estratégicas, están comenzando a acelerar sus esfuerzos. Las cuatro tendencias convergentes que ahora remodelan el enfoque del sector financiero regional para la protección ambiental y el cambio climático pueden hacer de 2023 un año significativo para las finanzas sustentables en América Latina.

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