Hoy, la gran mayoría de los adultos en todo el mundo pueden aspirar a vivir décadas después de retirarse de la vida laboral. El número de adultos mayores1 se duplicará con creces hasta alcanzar aproximadamente 1.600 millones a mediados de siglo2, marcando uno de los cambios demográficos más profundos de nuestra historia. Sin embargo, si bien la sociedad debería celebrar haber ganado, en promedio, 20 años de esperanza de vida desde 19603, el éxito no ha sido acorde en lo que respecta a extender el período de vida saludable. En promedio, una persona vivirá diez años más con salud regular o mala, lo que impactará en su capacidad para vivir plenamente y llevará a una mayor dependencia y demanda de atención.
Se trata de desafíos reales y profundos. No obstante, McKinsey Health Institute (MHI) cree que los aspectos negativos de este cambio son sobrevalorados, y no consideran las oportunidades que presenta la transformación de la estructura de la sociedad. Sugerimos expandir la clasificación tradicional de las tres fases de la vida, infancia, edad adulta y vejez, para incluir el envejecimiento saludable. Nuestro análisis concluye que muchas personas vivirán de dos a tres décadas después de su edad de jubilación, por lo que podrían optar por estudiar a los 50 años o trabajar a los 80. La sociedad debe enfocarse en la capacidad, no en la edad, reconociendo el potencial de muchas personas para contribuir como voluntarios, asesores, líderes comunitarios, trabajadores, directores, miembros activos de la familia e innovadores.
MHI ha identificado acciones relacionadas con seis importantes cambios que pueden ayudar a gobiernos, empresas de todos los sectores, organizaciones sin fines de lucro, actores de la salud y el bienestar, y personas en general a alcanzar mejoras para un envejecimiento saludable. Los describimos a continuación:
- invertir en la promoción del envejecimiento saludable
- mejorar las mediciones de salud y obtener datos más confiables
- escalar las intervenciones efectivas para promover un envejecimiento saludable
- acelerar la innovación en todo el ecosistema de salud para adultos mayores
- aprovechar el potencial de todas las industrias para contribuir al envejecimiento saludable
- empoderar y motivar a los adultos mayores para vivir a su máximo potencial
En este artículo, MHI examina los efectos del envejecimiento de la población, un marco holístico para el envejecimiento saludable, y las acciones a tomar con relación a los seis cambios mencionados.
Los efectos del envejecimiento mundial en la economía
Para 2050, la cantidad absoluta de personas mayores de 65 años crecerá a más del doble, o 1.600 millones, y pasará a constituir el 16,5 por ciento de la población total (frente al 9,4 por ciento actual)4. Si bien esto refleja los beneficios de una mayor expectativa de vida, la magnitud de este crecimiento no tiene precedentes, y creará desafíos a medida que aumenten la demanda de atención y las tasas de dependencia5.
En 1950, por cada persona mayor de 65 años había 11,7 personas en edad de trabajar. Hoy hay siete, y se calcula que caerán a 4,4 para 2040. Algunas sociedades “super-envejecidas”6,como Italia, Japón y Corea del Sur, experimentarán cambios dramáticos. En 1950, Japón tenía una docena de personas en edad de trabajar por cada adulto mayor; actualmente hay apenas dos adultos en edad laboral, y para 2040 ese número puede reducirse a poco más de 1,57. En total, la tasa de dependencia de las personas mayores en el mundo8 crecerá a más del triple entre 1950 y 20509.
La urgencia para actuar varía según el país, dependiendo del ritmo de cambio esperado (Gráfico 1). Los países donde las poblaciones envejecen más lentamente – por ejemplo, Ghana, que tiene una tasa de dependencia proyectada de 8,4 para 204010disponen de algún tiempo más para escalar iniciativas probadas en los países súper-envejecidos. Incluso en los países donde las poblaciones están envejeciendo más lentamente, la proporción de personas mayores de 65 años prácticamente se duplicará en las próximas décadas11.
Una generación más saludable y activa de personas mayores de 65 años tiene un gran potencial para contribuir en muchos ámbitos, ya sea a nivel profesional, personal o comunitario. Por ejemplo, en Estados Unidos, el grupo de más de 50 años aportará 12,6 billones USD a la economía en 203012. En el Reino Unido, se estima que una extensión de un año de la vida laboral puede elevar el PIB cerca del uno por ciento13. Esto da como resultado un mayor poder adquisitivo y una mayor incidencia del “ocio activo”, que promueven nuevos productos y servicios a medida de las necesidades específicas de este grupo de consumidores.
Dentro del alcance de este artículo, nos centramos en el potencial de un mundo que envejece sin dejar de reconocer los desafíos por delante. Por ejemplo, la necesidad de atención crecerá, impulsada por aumentos en la esperanza de vida y las tasas de enfermedades neurodegenerativas14, con más de 150 millones de personas en todo el mundo que podrían padecer demencia en 205015. Los sistemas de salud y los cuidadores formales e informales enfrentarán una presión cada vez mayor, exacerbando la escasez crítica de auxiliares de salud en el hogar116. De igual modo, el costo de la atención de la salud en todo el mundo aumentará del 8,6 por ciento actual a un 9,4 por ciento del PIB hacia 205017. Este impacto económico podría verse acrecentado por las posibles reducciones del PIB mundial debidas a años perdidos por discapacidad, así como por muertes prematuras relacionadas con la edad18. En vista de estos desafíos, MHI considera que es necesario examinar el envejecimiento saludable a través de una lente que abarque las cuatro dimensiones de la salud: física, mental, social y espiritual.
Entender a los adultos mayores de hoy
Las cuatro dimensiones de la salud están delimitadas por factores sociales y personales que dan soporte a una visión holística de la salud (Gráfico 2). La importancia de un abordaje más holístico de la salud ha sido comprobada en la práctica. Por ejemplo, el Estudio de Centenarios de Okinawa, un análisis de la población de más de 100 años de edad en esta isla japonesa, determinó que la longevidad y la salud reflejaban la actividad física, una dieta equilibrada, saludable y limitada en calorías, un sentido de pertenencia y rituales sociales, una red de apoyo (moai), y un propósito al comenzar cada día (ikigai)19 (ver recuadro “Ejemplos de individuos de todo el mundo demuestran que el envejecimiento saludable es posible”).
Este concepto de salud más allá de la condición física es particularmente aplicable a los adultos mayores. Una reciente encuesta de MHI reveló que la mayoría de los adultos mayores creen que las cuatro dimensiones de la salud son importantes20. En particular, la salud y la calidad de vida percibidas no disminuyen necesariamente con la edad, lo que subraya la idea de que la percepción de los individuos de la salud personal va más allá de lo físico. Si bien los encuestados mayores de 65 años tenían más probabilidades de tener una o más afecciones de salud, dos tercios reportaron una buena o muy buena percepción de la salud general. Otra reciente encuesta de MHI centrada en entender las diferencias generacionales reveló que el 70 por ciento de los “Baby Boomers” percibían que su calidad de vida general era alta – ocho puntos porcentuales más que la Generación Z21.
Los factores de influencia personales y sociales pueden incluir cómo interactúan la aptitud física y cognitiva. Por ejemplo, numerosos estudios han identificado una correlación entre niveles más altos de actividad física y una mejor salud cerebral. Esto incluye un meta-análisis de 2019 que llegó a la conclusión de que la actividad física, especialmente de intensidad moderada a alta, tiene impacto positivo en la cognición y reduce el riesgo de desarrollar trastornos cognitivos, como la enfermedad de Alzheimer22.
Al examinar la actividad social y espiritual, los científicos sociales han catalogado el aislamiento social y la soledad como un problema creciente, con tasas de soledad en adultos mayores que llegan al 20-34 por ciento en China, Europa, América Latina y Estados Unidos23. Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., el aislamiento social eleva el riesgo de muerte prematura – en niveles similares al tabaquismo, la obesidad y la falta de actividad física24.
Los residentes en países de altos ingresos gozan de una diferencia de hasta 27 años en la esperanza de vida saludable (HLE) al nacer, en comparación con las personas nacidas en naciones de ingresos bajos y medios25. Sin embargo, dentro de cada país, la HLE puede variar ampliamente – por ejemplo, en Inglaterra, las personas que viven en las áreas menos favorecidas tienen una HLE 19 años menor que las de las de las zonas más prósperas26.
Seis cambios para un envejecimiento saludable
MHI ha identificado seis acciones necesarias para lograr un cambio sustancial en el envejecimiento saludable en las cuatro dimensiones de la salud (Gráfico 3).
Cambio #1: Invertir en la promoción del envejecimiento saludable
A nivel mundial, la inversión en la prevención de enfermedades o restricciones de la movilidad resulta insuficiente. Por ejemplo, los países europeos invierten, en promedio, el 2,8 por ciento de su presupuesto de salud en prevención27. Si bien el camino hacia un envejecimiento saludable comienza al alcanzar la edad adulta, hay muchas cosas que pueden empezar a hacerse en años posteriores. Se deben concentrar más esfuerzos de prevención en las enfermedades relacionadas con la edad, como la demencia y las deficiencias sensoriales28. Otros esfuerzos de prevención pueden enfocarse en la forma que los adultos manejan problemas como la depresión a lo largo de su vida, cómo encontrar un propósito, tener conexiones sociales y seguridad financiera a una edad avanzada, y estrategias para promover la actividad física durante toda la vida, incluso con los cambios en la movilidad motivados por la edad. Asimismo, estudios previos han revelado que los programas de prevención, tanto clínicos (por ejemplo, audífonos para personas con problemas de audición)29 como no clínicos (promoción de la vivienda, conexiones sociales, aptitud física)30, pueden mejorar la calidad de vida de los adultos mayores, y como corolario disminuir la necesidad de atención médica con el paso del tiempo. Resulta curioso que solo el 20 por ciento de los factores modificables que inciden en la salud estén relacionados con la atención médica31 (ver recuadro “La carga del envejecimiento puede ser aliviada por medio de intervenciones preventivas en el estilo de vida”) (Gráfico 4).
Invertir en estas medidas preventivas – en las cuatro dimensiones de la salud – puede ayudar a las personas mayores a disfrutar de una mejor calidad de vida, aumentar su contribución social y económica, y potencialmente reducir los costos de la salud a largo plazo. La inversión debería complementarse con investigaciones para identificar medidas preventivas basadas en evidencia, con pruebas con datos del mundo real para las intervenciones prometedoras, como tecnología wearable, así como iniciativas más ambiciosas como tratamientos para el propio envejecimiento (ver recuadro "¿Y si la ciencia pudiera desacelerar los efectos perjudiciales del envejecimiento?").
Cambio #2: Mejorar las mediciones de salud y obtener datos más confiables
Incluso en los países de altos ingresos y tecnológicamente avanzados, ningún conjunto de datos estandarizado puede echar luz sobre las capacidades diversas de los adultos mayores en las cuatro dimensiones de la salud, y menos aún acerca de sus atributos personales, comportamientos y el entorno que las rodea. Pese a que existen tecnologías para capturar los diversos tipos de datos, acceder a ellos, integrarlos y vincularlos continúa siendo un gran desafío. Además, estas mediciones son limitadas y no siempre reflejan las prioridades de un adulto mayor, como alzar a sus nietos, conducir largas distancias o coser como cuando era joven.
El primer paso es definir un catálogo de datos estandarizado y mediciones que aprovechen los ejemplos existentes32. Los gobiernos también pueden compartir e integrar fuentes de datos de instituciones públicas, de salud, educativas, empresas e individuos para crear un almacén de datos longitudinal de alta calidad que abarque las cuatro dimensiones de la salud. Para lograrlo es necesario definir un mecanismo colaborativo de intercambio que salvaguarde la información de los pacientes, con medidas estrictas de protección de la privacidad y los derechos de propiedad intelectual. Esta riqueza de datos podría permitir un entendimiento superior de las diferentes necesidades de los adultos mayores y hacer un seguimiento pasivo de los trastornos específicos de la edad (por ejemplo, desempeño cognitivo con el paso del tiempo), proporcionando una base sólida de evidencia para políticas o intervenciones personalizadas. El objetivo a largo plazo es desarrollar mediciones objetivas de la salud holística con soporte de datos estandarizados e integrados.
Cambio #3: Escalar las intervenciones efectivas para promover un envejecimiento saludable
Un estudio reciente estimó que los años de vida ajustados por discapacidad de los adultos mayores33 (DALYs) podrían reducirse en casi un 30 por ciento aplicando únicamente intervenciones ya probadas. Estas pueden incluir una dieta saludable, realizar actividad física, abandonar el cigarrillo y otros hábitos sociales nocivos, y garantizar el acceso a vacunas, medicación para prevención de enfermedades cardíacas, diabetes y accidentes cerebrovasculares, y terapias de salud mental34. En palabras de un médico, "El ejercicio es lo más cercano que tenemos a una píldora antienvejecimiento"35.
Algunos ejemplos de intervenciones escalables son los siguientes:
- Mejorar la calidad de vida en paralelo con el tratamiento de enfermedades relacionadas con la edad, como propone el Modelo NEXUS para la demencia en etapa temprana, incorporando actividades sociales y físicas, reducción del estrés, ejercicio cognitivo, grupos de apoyo y programas digitales36 al cuidado de ancianos en el hogar o institucional. Del mismo modo, el acceso y el uso de la tecnología pueden aumentar la calidad de vida. La terapia basada en juegos, como el sistema Tovertafel, estimula la actividad física y se correlaciona con una menor tristeza y mayor interacción social en adultos que padecen demencia de fase media a tardía37.
- Iniciativas que combatan el aislamiento y brinden un sentido de propósito, como se observa en varios programas con resultados comprobados, como encomendar a las personas mayores el cuidado de los niños38, retomar la educación39 y usar mecanismos semi-profesionales innovadores que involucren a los adultos mayores de nuevas maneras40. Además, estas intervenciones podrían abordar desafíos en otras áreas, como expandir la fuerza laboral o el trabajo de voluntariado.
- Programas y tecnología que promuevan la independencia y el envejecimiento en el hogar, como sucede con los complejos de viviendas multi-generacionales japoneses que incluyen atención formal financiada por el gobierno41, o las viviendas para adultos de Singapur, dirigidas a personas mayores con problemas de movilidad42. Esto podría implementarse con métodos tecnológicos mínimamente invasivos, como dispositivos de vestir o la tecnología de radar de Vayyar, que detecta desde caídas leves sin necesidad de cámaras o tecnología wearable43.
- Abordajes humanísticos de la atención que promuevan una conexión con los prestadores directos y prioricen la atención holística, como las técnicas más recientes de atención domiciliaria centrada en el paciente en un entorno natural (por ejemplo, la "Alternativa Edén"44 o el Proyecto Green House45), o modelos de atención comunitaria como el de Buurtzorg, donde equipos pequeños de enfermeros y enfermeras autogestionados asumen la tarea de volver a sus clientes más fuertes e independientes46.
Cambio #4: Acelerar la innovación en todo el ecosistema de salud para adultos mayores
La innovación debe incluir, pero también ir más allá, del enfoque tradicional en las ciencias biológicas. Para impulsar la innovación en las cuatro dimensiones de la salud, la sociedad necesita fomentar y financiar colaboraciones en la intersección de las ciencias biológicas, la tecnología digital y los servicios. Ya existe una importante inversión de capital de riesgo en el campo del envejecimiento, y algunas compañías están comenzando a adaptar sus productos y servicios a la población de mayor edad (por ejemplo, asistencia remota y consultas médicas rápidas)47. Los países pueden apoyar estos esfuerzos adoptando un enfoque integral de gobierno respecto del envejecimiento saludable, estimulando el papel de la colaboración y el apoyo en todas las áreas. También pueden promover "organizaciones de investigación focalizadas" para temas que no sean viables para el sector privado ni suficientemente grandes para inversiones gubernamentales – por ejemplo, disponibilidad de conjuntos integrales de datos48 (ver recuadro "Intervenciones exitosas en otros países: Lecciones del impresionante recorrido de Corea del Sur para elevar la expectativa de vida saludable").
Existen dos áreas que se beneficiarían con una innovación más ambiciosa:
- Mejorar el tratamiento de la demencia y sus resultados requiere un abordaje holístico de las intervenciones tanto farmacológicas como no farmacológicas. A nivel global, la demencia es el sexto mayor factor que contribuye a la carga de discapacidad para personas de 55 años y más – representará 55,1 millones de DALYs en 203049, y generó un costo global anual de USD 1,3 billones en 202050 –, lo que acentúa el imperativo de actuar. En el caso de los productos farmacéuticos, una mayor colaboración global, que incluya intercambio de información y financiamiento adecuado, podría impulsar la investigación y el desarrollo (I&D) hacia el éxito. Por ejemplo, un mega-fondo con el apoyo del gobierno puede facilitar de muchas maneras el desarrollo de medicamentos para la demencia y ayudar a mejorar las tasas de éxito tradicionalmente bajas de I&D. Esto debe complementarse con intervenciones de naturaleza no farmacológica. Se ha comprobado por medio de extensos estudios de largo plazo (por ejemplo, una investigación con más de 500.000 individuos del centro de recursos biológicos – Biobank – del Reino Unido) que hacer ejercicio, especialmente con alta intensidad, disminuye sustancialmente el riesgo de desarrollar demencia51. La actividad física – en todas sus formas, desde tareas del hogar hasta caminar, nadar o correr – especialmente en la etapa inicial de la vida, se ha asociado a un impacto neuroprotector de la función cognitiva. A medida que los adultos envejecen, debemos alentar la continuación o el desarrollo de nuevos hábitos y pasatiempos saludables que hayan sido asociados a una mejor función cognitiva, como bailar52 o jugar ajedrez53.
- Cerrar las brechas en la fuerza laboral de atención a las personas de edad es un desafío humano con un imperativo financiero. Sólo en Estados Unidos, el costo de la atención informal para los ancianos supera los 500.000 millones de dólares anuales54. En Australia, se necesitan más de 35.000 trabajadores para cubrir las necesidades de atención55. Algunos países están adoptando otras metodologías. Por ejemplo, el gobierno de Singapur está ayudando a las instituciones a aumentar los salarios56, y el Ministerio de Salud suizo está probando un concepto llamado "banco de tiempo", en el que las personas se ofrecen como voluntarias para cuidar a los ancianos que necesitan asistencia, y el número de horas dedicadas a atención se depositan en sus cuentas individuales de seguridad social. En el ejemplo de Singapur, cuando los voluntarios alcancen la edad a la que desean recibir asistencia, dispondrán de un voluntario que los cuidará en la medida del tiempo “depositado”57. Sin embargo, ninguna intervención por sí sola será suficiente para solucionar la enorme escasez de mano de obra y las presiones de costos. Serán necesarias soluciones asequibles y accesibles para garantizar la dignidad y la independencia en la vejez.
Cambio #5: Aprovechar el potencial de todas las industrias para contribuir al envejecimiento saludable
La salud es relevante en todos los sectores, y existe potencial para desarrollar productos y mejorar la infraestructura para apoyar un envejecimiento saludable. Las organizaciones de otros sectores pueden desarrollar productos y servicios para adultos mayores y proveer infraestructura inclusiva, especialmente en el trabajo. Los empleadores, por ejemplo, pueden crear fondos para la atención de personas mayores, integrarlas a la fuerza laboral (creando rutas formales de "segunda carrera" para adultos jubilados que deseen regresar al trabajo – como el programa U-Work de Unilever, del cual se realizaron pilotos en diez países y resultó tan exitoso que lanzaron un programa de pasantías para personas mayores de 60 años en Argentina)58 – y buscar maneras de reducir la discriminación por razones de edad en el empleo. Las intervenciones más interesantes probablemente provengan de colaboraciones intersectoriales – imaginen recibir viajes gratis en transporte público por cada sesión de entrenamiento59, consejos sobre nutrición saludable en la caja del supermercado, o tecnología de hogar inteligente capaz de identificar y prevenir el deterioro físico o cognitivo. Estas intervenciones pueden complementar las innovaciones en “age-tech” presentes en contextos tradicionales de atención para adultos mayores como el robot Bocco Emo, que monitorea ancianos en hogares, mantiene conversaciones con los pacientes e informa al personal especializado si se requiere atención60.
Otros posibles ejemplos de cómo los sectores pueden apoyar durante el envejecimiento con productos, servicios e infraestructura incluyen los siguientes:
- El sector público puede rediseñar su modelo de ayuda al ciudadano volviendo los servicios más accesibles y diseñándolos según la "etapa” de la vida en lugar de la edad. Por ejemplo, el gobierno japonés desarrolló una guía política con mediciones en todas las dimensiones de la salud para que los mayores de 65 vivan una vida activa y plena61. Además, el sector público puede organizar actividades de ocio como servicio para mejorar la conectividad social, como las organizaciones artísticas y centros comunitarios canadienses que ofrecen actividades de danza o escritura62.
- Algunas compañías de tecnología y videojuegos están diseñando plataformas más accesibles y para todas las edades, incluidos adultos mayores, que fomentan la actividad física, mental y social, incluso para quienes padecen afecciones visuales, auditivas o de movilidad. Por ejemplo, Xbox ha diseñado un controlador adaptativo para jugadores con movilidad reducida y adultos mayores63, y varias organizaciones ofrecen versiones accesibles de teléfonos y tablets64.
Cambio #6: Empoderar y motivar a los adultos mayores para vivir a su máximo potencial
Las personas tienen un papel importante que desempeñar en su propia salud. MHI considera que una combinación de educación en salud, innovación en los sectores público y privado, y políticas públicas mejorará la capacidad de las personas para influir en su propia salud. Para un mundo que está envejeciendo, esto requerirá varias acciones:
- Educación y adopción generalizada de prácticas auto-dirigidas que mejoren el rol y la responsabilidad de cada persona en su envejecimiento saludable. Esto incluye actividad física, dietas saludables, conexiones sociales y activación cognitiva – y es importante adoptar estos hábitos lo antes posible en la vida, idealmente en la infancia o en la adultez temprana para obtener los mayores beneficios más adelante. Para promover estas actividades, se necesita apoyo suficiente para mantener una buena visión (por ejemplo, asistencia financiera para cirugías de cataratas).
- Involucramiento sostenido de la comunidad mediante voluntariado, trabajo o participación en actividades dotadas de propósito durante el mayor tiempo posible. En Nueva York, el Departamento de la Tercera Edad alienta a los jubilados de organismos gubernamentales de la ciudad a buscar trabajos a tiempo parcial que les permitan permanecer activos y servir a su comunidad.65
- Infraestructura pública inclusiva para promover la participación activa por sobre la dependencia. Esto incluye, por ejemplo, enfocarse en la etapa de la vida en lugar de la edad para la distribución de servicios sociales, y proveer un sistema de transporte público accesible y seguro, diseñado para satisfacer las necesidades de los usuarios de más edad (por ejemplo, sonidos de alarma, señales impresas más grandes).
Una nueva era para el envejecimiento saludable
En tiempos de rápidos cambios demográficos, resulta vital aprovechar la oportunidad para promover un envejecimiento saludable y la participación de los adultos mayores. Ya sea que se piense en la propia ancianidad, la edad de los miembros de la familia o el envejecimiento de la fuerza laboral, es importante preguntarse: ¿Cómo puede la gente vivir más con buena salud? MHI, con su foco en "agregar años a la vida y vida a los años", cree que el envejecimiento saludable es un imperativo. Las personas deben aspirar a vivir más años con buena salud en su vejez, y decidir cómo usar esa capacidad.
Aumentar la cantidad de años con buena salud es posible si todas las partes involucradas se lo proponen. MHI tiene la intención de colaborar con organizaciones líderes a nivel mundial para catalizar medidas prácticas sobre los desafíos más apremiantes relacionados con el envejecimiento global.
Sabemos lo que podemos lograr. Junta, la sociedad puede crear un mundo donde los adultos mayores y las sociedades puedan gozar de una vida más larga y placentera.