Los últimos diez años han sido testigos de un crecimiento sin precedentes de la demanda de proteínas a nivel mundial. El consumo total de carne aumentó a una tasa del dos por ciento anual, y casi la mitad de ese crecimiento provino de China.1 Los actores de la industria capitalizaron ese crecimiento a través de inversiones en toda la cadena de valor de las proteínas: los gigantes del procesamiento integrados verticalmente por medio de la adquisición de compañías especializadas en genética, producción de alimento y crianza de animales; las empresas dedicadas a la salud y la nutrición animal persiguieron la expansión geográfica y de sus carteras; y las start-ups de laboratorio atrajeron capitales para avanzar en la ingeniería de cultivo de tejidos y otros sistemas novedosos de producción animal.
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Los próximos diez años serán muy diferentes a la última década. Si bien el consumo agregado de proteínas de carne continuará en aumento, la tasa de crecimiento se ralentizará hasta un 50 por ciento (en torno al 1-1,5% anual), y el crecimiento se localizará en sectores específicos. Ésta será una era caracterizada por grandes cambios macro-económicos, demográficos y en las preferencias nutricionales, que plantearán tanto amenazas como oportunidades para los actores actuales de la industria y para los nuevos ingresantes. Los sustitutos de la proteína animal, como las proteínas vegetales y las carnes sintéticas, están compitiendo por una porción creciente del consumo de proteínas en algunos mercados, impulsados especialmente por la preocupación de los consumidores respecto del impacto ambiental de la producción de ganado. Se espera que los mercados de proteínas adyacentes generen nuevas oportunidades. Las proyecciones indican que el consumo global de productos lácteos, por ejemplo, crecerá a una tasa de ~1,5 anual hasta 2025, impulsado por un aumento del consumo en la región de África sub-Sahariana del 3 por ciento anual.
Los triunfadores en el mercado de proteínas de carne serán quienes logren ajustar sus estrategias operacionales y de inversión a los cambios en curso en la demanda, adopten una perspectiva regional para informar sus decisiones de inversión a nivel país, y desarrollen las competencias necesarias para comprender y responder mejor a los cambios en el entorno competitivo regional.
Qué factores influirán sobre la demanda de proteínas de carne
Cuatro tendencias principales influirán sobre la demanda de proteínas de carne de aquí a 2025 y más adelante.
No todos los países convergirán hacia una dieta de estilo occidental
El crecimiento de la población total y del ingreso per cápita continuarán estimulando la demanda global de proteínas de carne. Pese al aumento del ingreso, las fuertes diferencias en las preferencias dietarias regionales conducirán a patrones divergentes en cuanto al consumo de proteínas. Claramente, el ingreso importa: la ingesta calórica diaria de productos animales es entre 50 y 100 por ciento más alta en países con ingreso per cápita2 superior a $30.000 que en aquéllos con un ingreso anual de entre $4.000 y $20.000.
Pese a eso, el consumo de productos de origen animal ha exhibido dos trayectorias diferentes. Un grupo de países − entre ellos los mercados anglosajones, Argentina, Brasil y China − exhibe una fuerte preferencia por la carne. A la inversa, la mayoría de los países de la región de Asia-Pacífico, gran parte de Oriente Medio, México y el resto de Latinoamérica muestran una menor preferencia por la carne, y una mayor proporción de proteínas de origen no animal en sus dietas, como legumbres y mariscos (Gráfico 1).
El camino a seguir por india será distinto del de China
Mientras se espera que la población de India supere a la de China hacia 2025, su consumo nacional de carne equivaldrá a menos del 10 por ciento del chino para la misma época. India plantea un ejemplo claro de que no todo depende del ingreso − las preferencias dietarias también son influenciadas por factores culturales.
En India, Kerala y Punjab, por ejemplo, son dos estados relativamente prósperos con ingresos per cápita comparables. Pero mientras que apenas el 8 por ciento de la población de Kerala es vegetariana, en Punjab esa proporción trepa al 80 por ciento.3 De hecho, solo tres de los 29 estados experimentaron una declinación del vegetarianismo entre 1994 y 2012 de 10 puntos porcentuales o más,4 y muchos estados poseen regulaciones que prohíben la matanza o la venta de ganado.
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La enorme población de India y la particularidad de sus preferencias alimenticias, sin embargo, garantizan que el país será de todos modos un actor a tener en cuenta para el crecimiento del consumo en mercados seleccionados. Por ejemplo, se estima que la demanda de aves de India solo estará por detrás de la de China y Estados Unidos hacia 2025, y contribuirá a un crecimiento del mercado global en torno al 5-10 por ciento.
China continuará siendo el principal mercado pese al menor crecimiento de la demanda
El consumo de carnes per cápita crecerá a razón del 1 por ciento anual de aquí a 2025, según las estimaciones. Con el estancamiento de la población y la menor proporción de habitantes en situación de pobreza, los cambios en el sector de proteínas de origen animal consistirán más en un cambio del mix que en un crecimiento sostenido de volúmenes.
China será responsable por casi el 30 por ciento de la demanda adicional de carnes para 2025, debido a su alta población, la preferencia de sus consumidores por la carne, y una ralentización paralela del aumento en la demanda de proteínas de otros grandes mercados. Se estima que China requerirá unas 250.000 toneladas adicionales de importaciones de carne vacuna hasta 2025, equivalentes a un crecimiento del 40 por ciento comparado con los niveles de 2015. De esta manera, China continuará siendo un mercado clave para los exportadores de carne vacuna de todo el planeta (Gráfico 2).
Varios "hot-spots" estimularán el crecimiento de la demanda
Como se mencionó anteriormente, China es parte relevante de la historia de crecimiento de todas las categorías de ganado, y se estima que contribuirá más del 20 por ciento del aumento de la demanda de carne vacuna y de ave, y cerca del 50 por ciento en el caso del ganado porcino y ovino. Algunos focos de crecimiento dependen en gran medida de preferencias culturales, como la carne de cordero y de cabra en Oriente Medio y África, o de los mariscos y las proteínas alternativas en el Sudeste Asiático.
Asimismo, los participantes de la industria deben permanecer alertas a las anomalías en el crecimiento de mercados específicos. Por ejemplo, se espera que Pakistán se ubique solo por detrás de Brasil, China y Estados Unidos en cuanto a su incidencia en la expansión de la demanda de carne vacuna; por su parte, Indonesia, Filipinas y Vietnam serán responsables en conjunto por cerca del 10 por ciento del crecimiento de la demanda de aves. Por otro lado, África sub-Sahariana tendrá una participación del 20 por ciento en el crecimiento de la demanda global de carne vacuna, motorizado por el aumento de la población y la mejora del ingreso. Para capturar el crecimiento en estos hot-spots, los productores y procesadores de ganado deberán apartarse del modelo de negocios tradicional (Gráfico 3).
Lo que revela una curva de costos acerca de la dinámica de la industria
Como hemos visto, los cambios en la demanda desempeñarán un rol clave en la evolución de los mercados de proteínas de origen animal. Lo mismo sucederá con los cambios en las localizaciones globales de producción y los flujos comerciales asociados, generando oportunidades para jugadores en toda la cadena de valor. Elaborar curvas de costos de producción de ganado − por ejemplo para los principales exportadores de carne vacuna a Asia − puede ayudar a inversores, criadores y otros actores a tomar decisiones estratégicas que les permitan optimizar los costos y la productividad. Según el motor de investigación de commodities agrícolas (ACRE), una herramienta analítica desarrollada por McKinsey, la dinámica de la producción y los avances macro-económicos serán clave para definir los costos de las exportaciones de carne vacuna desde las diferentes regiones con destino a Asia y el SE de Asia (Gráfico 4).
La importancia del balance ente costo y calidad
Los dos principales exportadores de carne vacuna a la región son Australia e India. Sus industrias se encuentran en ambos extremos de la curva de costos. La carne de búfalo india, conocida como "carabeef", exportada a China y Filipinas, obtiene un precio bastante inferior al del ganado australiano alimentado a pasturas y preferido por los consumidores de Japón y Corea del Sur. Las políticas nacionales y las preferencias de los consumidores por un salto de calidad en la carne vacuna probablemente conduzcan a un rebalanceo del comercio en favor de los exportadores australianos y neozelandeses, a expensas de los productores de bajo costo en el extremo opuesto de la curva.
El juego está abierto para todos en la mitad del lote
En la actualidad, prácticamente no hay diferencia en los costos que deben afrontar los exportadores de América del Norte y del Sur para entregar sus exportaciones en Asia. Los costos totales para Brasil, EEUU y Uruguay, por ejemplo, presentan una variación inferior a $5 cada 100 kilogramos. Pero los cambios incluso marginales en los tipos de cambio, los aranceles y la productividad pueden tener un efecto clave.
Cómo afectará el aumento de la productividad a Latinoamérica
Latinoamérica goza actualmente de una posición sólida en cuanto a sus exportaciones gracias a un tipo de cambio favorable, que compensa la baja productividad de la región (por ejemplo, la ganancia de peso diaria promedio por animal no llega al 60 por ciento de la lograda por los productores estadounidenses o canadienses). Considerando que los tipos de cambio favorables no duran para siempre, será crítico para la competitividad de la región poner el foco en mejorar la productividad. Existen varios factores en conflicto que influyen sobre este punto. La dificultad planteada por el deterioro continuo de la calidad de las pasturas será un desafío para la alimentación eficiente, además de la amenaza de mayores costos de los insumos (por ejemplo, costos laborales que crecen a una velocidad que triplica la observada en EEUU). Por el contrario, las mejoras en genética y la aceleración de las industrias de nutrición y salud animal pueden ser palancas clave para contrarrestar esos efectos.
El impacto de un rebote del precio de los commodities
Con los precios en su mínimo histórico, un regreso a los niveles de 2013 podría afectar sustancialmente la competitividad de los feedlots en términos de costos. La duplicación del precio del maíz elevaría los costos finales en Argentina, Canadá y Estados Unidos entre el 10 y el 20 por ciento 5, erosionando la competitividad de EEUU frente a Brasil y Uruguay, y colocando a Argentina y Canadá por detrás de Nueva Zelanda en la curva de costos.
Ajustarse a las variaciones de la demanda
Los actores individuales deben reconsiderar si sus estrategias operacionales y de inversión están alineadas con los cambios que se esperan en la demanda. Ajustarse significa más que identificar socios logísticos y clientes en los nuevos centros de demanda. Las grandes diferencias en calidad de producción, tipos de cambio y costos de comercialización y transporte exigen reevaluar en paralelo los pasos previos en la cadena de valor. Los triunfadores serán quienes logren identificar y asegurarse un posicionamiento óptimo en la cadena de abastecimiento, así como la eficiencia de sus activos para capitalizar las oportunidades generadas por la demanda.
How big data will revolutionize the global food chain
Poner el foco en perspectivas sub-nacionales
Una perspectiva a nivel nacional de las relaciones entre oferta y demanda no será suficiente para tomar decisiones estratégicas informadas en el sector de proteínas de origen animal. Las diferencias regionales (en un mismo país) en la eficiencia de producción, la infraestructura de transporte, la disponibilidad de alimentos de calidad, y las cualidades del producto resultan en grandes discrepancias en los costos totales. El costo de carne vacuna entregada en China, por ejemplo, es 15 por ciento más alto desde el estado australiano de Queensland que desde Victoria, y casi 125 por ciento mayor en el sur en comparación con el norte de Brasil. La capacidad para comparar costos, retornos de las inversiones y capacidades a nivel sub-nacional será cada vez más importante para que las empresas establezcan ventajas competitivas frente a sus competidores.
Desarrollar capacidades analíticas para mejorar la agilidad estratégica
Combinar el modelado de escenarios con flexibilidad estratégica resulta clave para los responsables por las decisiones a lo largo de toda la cadena de valor de las proteínas de carne. En los últimos meses hemos sido testigos del potencial de alteración de las políticas comerciales, ya sea resultante de ajustes bilaterales de aranceles o de la amenaza de disolución de acuerdos de cooperación comercial regional. Los costos de los alimentos han demostrado ser particularmente volátiles durante la década pasada, con los precios del maíz y de la soja a un nivel cercano al 50 por ciento de sus picos de 2012 − y adicionalmente sujetos a la inestabilidad climática. Los recursos limitados, el know-how técnico y las preferencias de los consumidores también ejercen presión sobre las prácticas de producción ganadera. Será crítico para triunfar en este contexto desarrollar competencias analíticas y procesos de gestión para comprender y reaccionar a la competitividad de costos regional del mercado de la carne en tiempo real.
Las inversiones y las innovaciones en toda la cadena de valor de las proteínas de origen animal serán un elemento clave en los próximos años para acompañar el crecimiento del consumo. No obstante ello, los participantes tendrán que adaptarse a un nuevo escenario de demanda como consecuencia de las cuatro tendencias descriptas. Del mismo modo, el éxito dependerá de la capacidad para combinar el entendimiento de estas tendencias con una visión de los cambios probables en les cadenas de abastecimiento. Esperamos que este artículo contribuya a una mejor comprensión de la evolución de la oferta y la demanda de proteínas de origen animal, y que estimule a procesadores, inversores y demás actores del sector a reflexionar sobre sus próximos pasos.