“Como ecuatoriano, siempre es un sueño volver a tu país de origen”, dice Rafael Espinoza, socio, “Ecuador tiene un enorme potencial”. Rafael liderará junto a Carlos Buitrago, también socio, la nueva oficina de nuestra firma en Hispanoamérica.
Rafa nació en Quito, vivió allí durante los primeros 24 años de su vida y asistió a la Universidad San Francisco de Quito. Un emprendedor en serie, fundó una compañía de turismo, una agencia de marketing digital y un restaurante, todo en la ciudad. “Siempre digo que en promedio no salí con mucho dinero de estos emprendimientos, pero soy rico en experiencias”, ríe. “Y eso es lo que me ha llevado a donde estoy”.
Carlos nació en Colombia y ha trabajado con McKinsey durante 11 años, los últimos cuatro en la consolidación de nuestra oficina en Medellín. “Para mí, esta es una evolución natural de nuestra estrategia regional en América Latina”, reflexiona. “Hemos estado creciendo durante los últimos 20 años en diferentes geografías, desde Colombia, Perú, Chile; seguido por Panamá con una historia increíble en Centroamérica, y luego República Dominicana y Uruguay. Ecuador es el siguiente paso de ese recorrido de extender nuestra presencia en diferentes países, encontrar organizaciones que puedan beneficiarse de las mejores prácticas y perspectivas de una firma como la nuestra, y expandir nuestros pools de talentos”.
Este año en Hispanoamérica tuvimos varios hitos. Además de Ecuador, también abrimos oficinas en Montevideo, Uruguay y en Ciudad de Guatemala; y adquirimos LOBO, una firma de operaciones de marketing digital en Buenos Aires, Argentina.
“McKinsey ha servido por mucho tiempo a las instituciones financieras de Ecuador, y estamos muy entusiasmados con ayudar también a otros sectores, incluyendo sostenibilidad, agricultura, retail y consumo, todos los cuales ofrecen oportunidades para contribuir a crear un crecimiento duradero e inclusivo”, agrega Carlos.
En términos de agricultura y acuicultura, Ecuador es el mayor exportador de plátanos del mundo, y un importante exportador de camarones. “Además de ser más sostenibles, podemos ayudar a las empresas agrícolas locales y a las pesqueras a ser más competitivas adaptando soluciones de digital y analítica, como ACRE, para mejorar significativamente los rendimientos y reducir los costos”, dice Carlos.
Ecuador es una economía dolarizada, con casi 20 millones de consumidores. La industria minorista es vibrante, pero también altamente informal, con cerca de la mitad de todo el sector comercial funcionando a través de tiendas familiares. La experiencia y la tecnología en abastecimiento estratégico, fabricación lean, analítica y expertise digital podrían ayudar a los retailers a incrementar sus ingresos a través de nuevas estrategias y canales de salida al mercado.
“Es una agenda importante”, reconoce Carlos, “que se basa en el reclutamiento y el desarrollo de talentos locales, incluida la atracción de ecuatorianos en el país y en el extranjero. Nuestra oficina planea duplicar su impacto para el 2025, y nuestro deseo es crear una oficina de McKinsey realmente local, con liderazgo local para Ecuador, en pocos años”.